¿Para ti qué es alcanzar la plenitud y el bienestar? Sin duda alguna estar en paz conmigo misma y luego con los demás. Perdonarme y aceptar aquellas cosas que no estaban en mi plan de vida y aun así pasaron por alguna razón. Mirar un punto de aprendizaje a todo, agradecer con locura y hacer lo que quiero que hagan conmigo.
¿Cómo el amor propio te abre el camino hacia la prosperidad y la abundancia? No sé cómo se las arregla. Lo que sé es que no hay otro camino. Me parece un acto de justicia poética, un guiño de la vida para reconocerte en el lugar que ella pretende de ti y que no es otro que el del amor en su dimensión más amplia y genuina.
¿La voluntad es parte del amor propio? Estoy convencida de que así es. La voluntad es parte del amor propio, cuando no te detienes y luchas con todas tus fuerzas para que sea realidad aquello que deseas, cuando te escuchas a ti misma y no a los demás y haces aquello que quieres hacer digan lo que digan los otros.
¿Por qué las mujeres tenemos derecho a pedir cómo queremos ser amadas? Bueno, creo que todo el mundo tiene derecho a pedir cómo quiere que se le ame. Quizás en el camino alguien nos hizo creer que como mujeres eso no era cierto. Pero es algo inherente al ser humano. Así que sólo hay que recuperarlo.
¿Cuál es tu mejor estrategia para limpiar tu casa interna? Mi mejor estrategia consiste en identificar cuando algo o alguien me están quitando energía y no me deja avanzar en mi camino en la vida. Esta es la alarma para saber que necesito limpiar mi casa interna y eliminar esa situación de mi vida.
¿Qué opinas sobre vivir una vida sin expectativas? Reconozco que yo he vivido más feliz sin montarme grandes expectativas de lo que iba a pasar, evidentemente tenía mis pensamientos, iba con optimismo, pero sin adivinar demasiado, sin fantasear en exceso qué me pasaría, qué encontraría y de esta manera he disfrutado muchísimo más de cualquier aprendizaje.
¿Cuáles son los rituales que te conectan con tu amor propio? A nivel general, me conecto con el amor que siento por mí misma a través de la Terapia de Movimiento y la Escritura principalmente. Con estas dos herramientas, puedo reconocer cuáles son mis deseos en todo momento. Y, cuando los conozco, sólo tengo que tratar de ser fiel a ellos. Eso es lo más importante.
¿Cómo conectas el viajar despacio con el amor propio? Cuánto más me estimo, más despacio viajo. O viceversa… En ese ritmo percibo, asimilo, disfruto y aprendo de todo y todos los que se cruzan en mi viajar. Y para mí eso es tenerse en una muy buena consideración. Porque me empapo de todo lo que me ocurre, tanto de lo positivo como de lo que a priori parece que no lo es.
¿Cómo es amarse desnuda frente al espejo y amarse luciendo la ropa que más te gusta? Es una aceptación total, deshinibida y necesaria que todas debemos experimentar, ojalá todos los días de nuestra vida, o al menos cada cierto tiempo. Consentirnos por medio de la masturbación o de la observación de nuestro cuerpo desnudo frente a un espejo o luciendo ropa que nos gusta y nos hace sentir sensuales.
¿Una mujer que se ama a sí misma se rodea de qué tipo de personas? Una mujer que se ama a sí misma se rodea de personas que se aman a sí mismas, y eso pasa de manera natural. Cuando has empezado a trabajar en tu desarrollo personal sientes mucha afinidad y una fuerte conexión con las personas que están siguiendo el mismo camino.
¿Cómo una mujer que se ama entiende el merecimiento? Cuando una mujer realmente aprende a amarse, está conectada con su ser interno, con su fuerza indómita, tiene la sagrada visión de lo que realmente es, el universo mismo, y por eso, comprende de manera natural que lo merece todo, absolutamente todo.
¿Ha sido el perfeccionismo un obstáculo para tu propio encuentro?
La verdad no. No me considero una persona perfeccionista, aunque en mi adolescencia y temprana juventud estaba obsesionada con “la idea de la perfección” con la que no coincidían la mayoría de las cosas de mi vida. Quizás al ver que la vida no era perfecta, dejé de serlo yo también y desde entonces me siento mucho más libre, permitiéndome equivocarme o me lanzo a probar cosas nuevas sin saber aún cómo van a salir.
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