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El desamor y la idealización de la Madre

 


No puedo hablar de todas mis heridas y sombras sin darle el protagonismo a la primera que caló en mí, fue mi primera desilusión amorosa que tuve cuando tenía 15 años, el haberla sentido me llevó a caminos muy espinados, incluso recuerdo haber perdido parte de mi maravillosa juventud dándole crédito a lo que no merecía dárselo.

El hecho de que ese primer amor, ese chico de ojos lindos se había casado con otra chica, causó en mí una gran herida, vivir por varios años bajo la sombra de aquel engaño, y siendo tan jovencita la cargaba a cuestas robándole a la etapa más maravillosa de mi vida la magia que ésta merece.

No sabía dónde se originaba el haberme quedado anclada en esa desilusión, me llené de recuerdos que trataba cada noche de mantenerlos vivos para así engañarme de que algún día pronto nos encontraríamos nuevamente.

Al darme cuenta después de cierto tiempo que reencontrarnos sería imposible, comencé con el deseo de vengar ese dolor que en mi corazón existía. A nadie le contaba aquello que me llenaba de amargura, a nadie le decía por el temor de ser señalada, pensando que al final de cuenta no conseguiría las palabras oportunas que aliviaran mi dolor.

Una época sin redes sociales, sin el cúmulo de información que hoy existe, me aislaba cada día, me mantenía con la idea de lograr olvidar por mi cuenta a aquel chico que ya no pensaba en mí y que ni siquiera me amaba.



Comencé a acariciar la idea de hacerme novia de alguien que demostrara su amor por mi así yo a él no lo quisiera, con la intención de demostrarle aquel viejo amor que ya no era parte de mi vida, ilusa y engañándome una vez más, mantuve una relación por 4 años llena de toxicidad que se manifestaba en un subidas y bajadas de emociones.

El hecho de saber que aquella persona al parecer sí me quería, me hacía hacerle daño, al punto que me volví posesiva, celosa, me sentía con un derecho de pertenencia que sólo mostraba el amor enfermo que tenía, muy lejos de aquel amor sano que no sabía identificar ni en mí misma.

Tras varios años de intentos fallidos por mantener lo insostenible, sucedió algo maravilloso, lo mejor que me pudo pasar, ese novio se cansó tanto de mí y decidió romper la relación.

Más claro que yo, decidió tomar un camino totalmente diferente al mío, marcó distancias que me hicieron sufrir de desespero por no querer quedarme sola, le temía a la soledad y comencé a luchar por no sentir esa sombra en mi vida, y ésta llegó para quedarse, siendo tan necesaria para mí.

Esto me movió el piso, me sentía tan segura que apostaba la vida que éste chico siempre me soportaría, pero todo sucede para bien, toda pausa es necesaria y toda decisión lleva consigo cambios que si aceptamos podemos salir airosos.

En la lucha de no estar sola, elegí nuevamente relaciones con el mismo patrón, no entendía el por qué de eso, ahora lo comprendo más, sin embargo, en esa época no estaba claro para mi.

Al fin me topé con una gran amistad, esos amigos que parecen hermanos de vida y que por sólo el hecho de coincidir, se atrevió a indagar todo lo que en mi ocurría, mi amigo Eduardo, agradecida siempre con él y su esposa, lograron juntos hacerme ver que el amor no era de esa manera, no era sufrimiento y que el amor no se solicitaba a pulmón abierto entre gritos de desesperación.

Ellos me hablaron de ese amor verdadero que más de poseer es el amor que libera, más que perseguir es el amor que llega, ese amor que más que idealizar necesita de toda la comprensión y claridad para amar sanamente, pero que requiere también del reconocimiento de nuestro amor propio que se pierde sin querer en la sinergia familiar y en nuestra experiencia de vida, sólo sí no sabemos conservarlo.

Mi baja estima me hacía solicitar algo que no sentía ni por mi misma, necesitaba una compañía cuando ni siquiera a solas me sentía querida por mí.

Ellos me motivaron a salir de esa sombra de aquella desilusión que me persiguió por años y que a la hora de elegir tomaba cualquier relación con tal de no estar sola. Pasó el tiempo y logré amarme, amar la soledad y salí airosa. Dándole a mi vida color y la importancia que la vida por sí misma ya tiene.

Comencé a amar la soledad, al punto que ya no había el desespero en mi por estar acompañada y logré superar aquel desamor que no curé a su tiempo y que no busqué su sanación tan necesaria para poder ser una mujer feliz sola o acompañada.

Luego de superada la sombra del desamor, llevé en oculto y en paralelo sin darme cuenta y acuesta la sombra de la aprobación y amor de mi madre.




Al parecer cambié el foco y me centré en desear de mi madre un amor que yo idealizaba, tanto así que éste se alejaba de lo que es verdaderamente una madre y llevé por años el deseo reprimido de querer recibir de ella un amor materno que no conocía.

Fue hasta que realicé un taller con Eliana, llamado Sanando la relación con mi madre, que al igual que aquel amigo que me hizo ver lo equivocada que estaba en el amor, Eliana con sus comentarios me hizo desprenderme de esa carga, de esa sombra que pesa mucho más que la del desamor, ustedes dirán "¿Por qué?" Porque existen exparejas, pero no existen ex madres, así que yo sentía una cuenta pendiente siempre con ella, una interrogante a la cual en ningún lado le conseguía respuesta.

Fue hasta que gracias a Dios en la conversación con Eliana, las intervenciones de mis otras compañeras y los comentarios de Leslye , allí algo hizo clic en mí y comprendí que había idealizado a mi madre por muchos años, deseando que ella fuese algo que era imposible para ella porque desconocía totalmente desde su infancia y experiencia de vida que es ser una madre amorosa, afectuosa, ella sólo sabía dar, así que solo daba y ayudaba, era su forma de expresar amor y yo demandaba más que algo material, más que su apoyo moral, deseaba un te amo que ella no sabía decir.

Vivir bajo la sombra de inconformidad materna y la sombra de querer cambiar a tu madre sin saber la razón y el no tratar de indagar es algo que se paga caro, con el taller logré comprenderla desde un ángulo que nunca consideré, y logré comprender que siempre me amó pero a la forma que para ella es amar.

Agradezco infinitamente a esos ángeles, Eduardo, ahora Eliana, Leslye y todas las mujeres que con mucha valentía contaron sus historias, pude reconocer esa herida en mi.

Que hermoso fue encontrar una respuesta totalmente liberadora, hoy meses después puedo hablar con ella, y cuando logré quitar esa barrera de mi corazón, comencé a recibir eso que siempre tuve, pero más consciente, ahora tengo una madre que Dios eligió para mi y que agradezco por ella, creo que el idealizar el amor de una pareja o el amor de una madre es morir en el intento de alcanzar la falsa perfección que no existe.

¡Agradezco esos barrotes que abrieron para estar libre de tanta carga!

Hoy felizmente casada, disfruto desde todo lo aprendido y de lo que aún en la relación de pareja ya madura seguimos aprendiendo, ahora tengo una relación con mi madre que creí imposible, ella poco a poco va respondiendo mis te amos a su forma, ya ella también toma la iniciativa de decirlos, pero lo más importante de este relato es resaltar, que las personas aquí involucradas no cambiaron ni hicieron nada, fui yo la que cambié mi forma de pensar desde el momento que con la ayuda de Eduardo en el caso de desamor y con la ayuda de Eliana en el caso de la idealización del amor materno, logré sanar la relación con mi madre.

En conclusión, si hay algo que permite sanar nuestras heridas y librarse de las sombras es hablar de aquello que nos hiere y duele, cuando queda sólo para nuestra privacidad y no nos atrevemos a contarlo o hablarlo, podemos arruinar nuestras vidas y morir en el intento de vivir sin haber sanado nuestras heridas.

Bendiciones a esos ángeles que terminan liberando a seres como nosotros que merecemos una nueva oportunidad.

Eneymar Riera
es la segunda invitada este año del proyecto de escritoras Mujeres que sanan.

Eneymar decidió ser vulnerable en su historia y mostrarse desde sus debilidades para luego poder darnos a conocer su grandeza, como todas, ella sufrió una desilusión amorosa, y como todas, ella idealizó el amor de su madre, la gran diferencia, es que se atreve a contarlo y a dejarlo plasmado con sus palabras.

Durante este año la vulnerabilidad será la gran protagonista en estos escritos, mis invitadas sacarán a la luz sus sombras para que nos sirvan de espejos y así ayudarnos a ver nuestras propias heridas para aprender a sanarlas.

Mi invitada no es solo es una mujer que escribe desde muy temprana edad, ella es ingeniero agrónomo y perito evaluador de profesión, se dedicó por muchos años a la rama financiera agrícola.

Luego de realizar varios de mis talleres de escritura creativa, Eneymar se atrevió a publicar su primer libro en Amazon titulado Amor declarado: Un corazón herido no puede amar.

Además, Eneymar produce y es la voz de un programa de radio que se llama Alma Prosperada, el cual puedes escuchar en Radio Advento.

Ya puedes empezar a seguir a Eneymar en Instagram si te gusta lo que ella inspira y comparte.

Ahora cuéntanos tú ¿El desamor y la idealización han sido parte de tu vida?


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