El proyecto de escritura creativa "De Escritoras a Autoras" lleva consigo varias frases que lo caracterizan como: "Alguien necesita leer lo que tú necesitas escribir", "Salir del letargo de la postergación" o el que nos convoca en este post "Escritoras saliendo del closet".
Escribir tu primer libro (o el segundo porque en el primero no te fue tan bien) puede ser una actividad divertida, porque definitivamente eso de seguir creyendo en el "escritor atormentado" es un cuento que ya no me creo.
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Escribir tu libro en compañía de otras mujeres que tengan el mismo objetivo que tú de publicar puede llegar a ser una experiencia muy enriquecedora ¿no crees?
Siempre tengo en mi mente la famosa frase de Benjamín Franklin: “En este mundo nada es seguro, excepto la muerte y los impuestos”, y, precisamente es esta frase la que me ha inspirado a dar a conocer el tema de los impuestos a mucha gente, pero desde un punto de vista mucho más cercano y entendible para aquellos que no lo trabajan diariamente. ¿Y por qué? Porque si bien es cierto que los impuestos los pagamos todos los días, muy pocos conocen los efectos que tienen en sus modelos de negocios, y corren el riesgo de ser sancionados por no conocer con exactitud cuáles son esos impuestos que le aplican dependiendo de la actividad que ejercen.
Y de ahí parte mi miedo, ¿Cómo escribo para un público que tiene que saber sobre este tema, pero que no sea tan tedioso? ¿Cómo explicar algo técnico de forma sencilla, y por qué no, divertida y amena? ¿Será que se puede? Y encontré esta frase: “El humor es parte de la vida y en consecuencia no debe ser excluido, ni aun de la literatura seria” (Lin Yutang), por lo que creo que no solo se puede, sino que es necesario hacerlo. El cómo ya lo aprenderé, porque eso es lo que buscamos aprender a través de lo que veremos en los próximos meses.
Escribir para mi significa dejar al descubierto la esencia de mi Ser, eso que no me atrevo a decir, lo escribo. Considero mi mayor miedo es alzar mi voz (a través de la escritura), y ese miedo proviene de la infancia cuando se me programó para callar cuando los adultos hablaban, y es algo que a pesar del tiempo, inconscientemente continúo haciendo. Y ese miedo a alzar mi voz está asociado al juicio, igualmente proviene de la infancia, por la presión de ser una niña buena y cumplir con las expectativas de mis padres. Y si voy un poquito más profundo, se traduce en miedo al rechazo, a que invaliden mi forma de pensar, sentir y actuar.
Por lo general, tendemos a mirar al miedo como algo negativo, que nos paraliza y nos impide actuar o, en su defecto, salir corriendo despavoridos. Hoy, como adulto responsable, elijo ver el miedo como un impulso, ese que necesito para llenarme de valor y dar el primer paso hacia donde mi intención y mi atención se enfocan. Encarar este miedo significa un punto de maduración en mi crecimiento personal. Hoy elijo cumplir solo con mis expectativas, superando todas las barreras que me impiden Ser quien verdaderamente Soy, y co-crear esa vida que tanto sueño y merezco, convertirme en una escritora publicada, y quien quita, hasta Best Selling Author.
El mero hecho de pensar que voy a escribir y que otros me van a leer me causa una leve sensación de inseguridad, temor y pánico que se apoderan rápidamente de mi cuerpo. ¿Levanta la mano si a ti te pasa igual? Es que de repente me entra el síndrome del impostor. Lo primero que pasa por mi mente es; ¿Y qué tal si no les gusta a mis lectores? (Herida del Rechazo) ¿Y si lo que escribo no da el grado de lo que esperan de mi (crítico interno)? ¿Y si no me queda bien? (Perfeccionismo al 100 por ciento).
¡Así que hoy llegó el día! Que a pesar de que mi mayor miedo enfrentarme a la crítica o lo que podrían pensar de mí, hoy no me voy a atrever. Y como el miedo es una de las emociones básicas y sin ella no experimentaríamos otras emociones, le voy a dar gracias por su aportación. Sin embargo, le recordaré que su tiempo ha terminado y que su presencia ya no es necesaria. Y si me ruega que lo deje venir, le voy a dar permiso para que me acompañe, pero con la aclaración de que la conductora del viaje soy yo. Como dice Elizabeth Gilbert, el miedo puede ir en el asiento de atrás, sin derecho a hablar, ni opinar. Alguna vez leí que el coraje es la capacidad de lograr tu objetivo a pesar del miedo. Así que miedo, allá voy. Este año me van a leer.
Mi mayor sombra siempre ha sido el miedo, particularmente el miedo al rechazo. Desde hace mucho sueño y fantaseo con publicar mi primer libro; inclusive puedo llegar a experimentar esa emoción que viene desde mi estómago y se extiende por todo mi cuerpo, puedo ver esa risa amplia que llena mi rostro y me hace sentir plena y dichosa. Pero es en ese justo momento que se acerca la sombra y empieza a cubrir mi sueño, me paraliza y me hace sentir aterrada, me hace dudar y pensar que no seré suficiente, que seré rechazada y criticada duramente. Y esa sensación es la que no me deja avanzar y hace que me detenga, que no me deje salir de mi zona de confort.
El miedo a exponerme a situaciones que siempre he evitado, como el mostrar esos sentimientos, esas emociones o tal vez esas historias llenas de alegrías y sueños que quisiera escribir. Mi querer publicar para que me lean, es algo que para mi tiene mucho valor, y creo que ligado a ese valor, es que lo cuido de exponerlo a los demás…
Aquí tomó un parte muy privada de mi vida, que es mi autoestima, que increíblemente juega un papel importante en mi historia, ya que al pensar que nunca ha sido muy alta, pienso que quizás siempre he tenido miedo de mostrarme tal como soy. Aún teniendo la claridad que mis virtudes, y que mis debilidades se merecen ser consideradas con cariño.
Puede ser que a nadie le guste lo que escribo, así como también puedo estar equivocada y que les encante lo que tengo para mostrar… Y así de a poco voy pensando todos los días, que quizás si debo mostrarme vulnerable, y desde ahí ir construyendo cada día esa parte de mi vida y de mi transformación personal. Donde sé que me puedo abrir a lindos y nuevos caminos, de mayor aprendizaje de mi misma.
Me caracterizo por ser una mujer que no le tiene miedo a nada, y me fui a la cama con la pregunta en la cabeza. Al ser una escritora autopublicada y coautora se puede decir que ya pasé el susto de la reacción de los lectores, el nerviosismo del que dirán, cuántos libros se van a vender, cuántos errores tiene el libro, sea como sea, etc. Pero verlo en papel es todo un gozo. Así que respiré y seguí hurgando en la pregunta, pensando que no me gusta o que le tengo miedo.
Me identifico con muchos escritores como Herman Hesse, Wayne Dyer o Richard Bach encuentro frases en sus libros que me han marcado y que a veces pienso que son mías, ese tipo de literatura que te atrapa, que recuerdas y la vives es sin duda el tipo de libros que cualquier lector merece. Humildemente puedo decir que quizás el título de escritora me quede grande y que la impostora siga dirigiendo mis dedos para teclear un libro que llegue al corazón de muchas personas. Con muchas ganas de salir del closet.
Los demás no eran los otros lejos de un vínculo inicial. Los otros eran mi hermana y mi madre. Pues al chocarme con su visión de las cosas me imponían la suya propia y fue así que aprendí de modo equívoco a dar más importancia al criterio, pensamiento o deseos del otro que los míos propios. Mi mayor miedo es violentar un acuerdo tácito entre ellas y yo. Por lo que, al salir a la luz, aceptando mi grandeza frente a todos, yo saldré de la forma usual a la que me acostumbré para encajar entre ellas. Romperé la homeostasis del grupo. Lo haré porque es parte de mí experimentar mi libertad de ser y hacer. También enfrentaré mi duelo. Lo haré de buena gana por cuanto es necesario verme brillar con mi propia luz. Ahora sin miedo a expandirme.
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