¿Por qué las aguas del puerperio? Porque así lo sentí yo, un oleaje
profundo que por poco me ahoga pero del que logré salir para ahora comprender
mejor el proceso y del que sigo estudiando y reflexionando cada vez que tengo
la oportunidad.
Cansada, maltratada, temerosa y adolorida, así comenzó mi
maternidad, no
me quedó ni la foto de novela con la sonrisa y lágrimas cayendo por mi rostro,
mientras sostenía en mis brazos por un segundo a mi recién nacida, se ve
claramente que no estaba feliz y no precisamente por poder ver a mi hija, sino
por todo lo que sucedió para que llegara a este mundo.
Triste, nostálgica, temerosa nuevamente y con más dolor comenzó mi lactancia,
primero mal agarre y después síndrome de Raynaud ¿será que todas las plagas
de la maternidad me cayeron a mi? Me preguntaba siempre.
Las expectativas se derrumbaron estrepitosamente con una bebé que odiaba la
cuna, el coche y cualquier persona que no fuera yo ¿alguien se la puede llevar
un día? Pensé muchas veces y después lloré unas tantas más por tener esos
pensamientos de “mala madre”.
La tristeza me fue haciendo un cerco, la oscuridad de apoderó de mi y un día
me encontré buscando “formas indoloras de suicidarse”, me encontré
entonces con unas patillas en mi mano, las miraba preguntándome ¿todas serán
suficientes? Sobrevivir debe ser aún peor. Pero no lo hice, ni siquiera lo intenté,
“eres tan cobarde que ni para eso tienes fuerza” me gritaba esa voz interior
burlona que me atormentaba.
Mucho se habla del embarazo, del parto, de esa emoción que
supuestamente debes sentir en el momento de ver a tu bebé y digo supuesta
porque yo no la sentí y no porque no amara a mi hija, sino por el trauma que
implicó su parto, algo que han normalizado tanto que las mujeres de mi entorno
me pedían agradecer que no hubiese sido aún peor, como en el caso de ellas.
El puerperio comienza justamente en el momento que nace un bebé, porque es esa etapa del postparto, pero lo que no sabía es que con ella se despiertan un serie de emociones, sentimientos, experiencias y sensaciones que venimos acumulando a lo largo de la vida, tampoco que duraría tanto, pues estaba segura que toda esa vorágine de sentimientos y emociones debían desaparecer en tal sólo 40 días.
El postparto para mucho se centra en el bebé, pero se
olvidan de que al nacer un hijo también nace una madre y nace de una mujer
llena de luces pero también de sombras y en mi caso éstas últimas tomaron
un protagonismo inesperado, tanto así, que no parecía haber luz al final de mi
propio túnel personal.
Tampoco se habla mucho de la violencia obstétrica que
muchas mujeres tienen que vivir y soportar y esas heridas que debe arrastrar
hacia la recuperación en un cuerpo que no parece el tuyo, en esas aguas
desconocidas de la lactancia materna cuando no ha habido ejemplo familiar y
mucho menos información previa, y si a esto le añadimos también que pasas a ser
el mundo entero para un pequeño ser humano que sólo sabe comunicarse a través
del llanto, es una combinación a veces como en mi caso, caótica.
Quisiera decir que el nacimiento de mi hija fue el mejor
día de mi vida, pero no lo fue, la verdad fue el peor, y esto no quiere decir que no la ame,
la amo con todas mis fuerzas, pero el maltrato con el que yo salí de la sala de
partos me dejó el alma y la moral por los suelos, minimizando así el gran
acontecimiento que acababa de ocurrir.
¡Un ser humano salió de mis entrañas! No recuerdo cuándo pusieron a mi hija en mis brazos, pero recuerdo claramente el dolor de los puntos de una episiotomía no anunciada.
No sé cómo, no recuerdo cuándo, no sé en realidad si ya salí de allí,
pero al menos ahora entiendo tanto, hoy sé lo que es puerperio y aprendo un
poco más cada vez que puedo seguir conociendo del tema, también sé lo que
no debe ser un parto.
Hoy si pudiera iría hasta esos momentos y me abrazaría, me dejaría
llorar acompañada hasta que ya no pudiera más, diciéndome que está bien
hacerlo, que no soy mala madre, que soy humana y que todo esto que parece un
completo desorden poco a poco irá encontrando un nuevo lugar y yo iré
encontrando mi nueva yo.
No se quién me ayudó a mejorar, si fue una sola persona o el conjunto de todas,
pero sé que todos como yo, hicieron lo que pudieron con lo que tenían en sus
manos siempre con la mejor de las intensiones.
Ahora rescato lo único bueno que me quedó de todo lo vivido, una
hermosa niña que cada día me sorprende más, pero también convertirme en asesora
de lactancia materna y en amiga de un grupo de madres con las que aprendo y
crezco cada día.
Hoy entiendo que el mundo actual no está diseñado para mujeres en pos-parto,
ni lactantes, ni que críen en brazos, ni las que quieren quedarse en casa o
salir a trabajar, el mundo de hoy no nos escucha ni antes y mucho menos después
de parir.
Por eso me sigo buscando, 6 años después, sigo buscando mi voz y tratando de
darle voz a las que me piden ayuda, trato cada día de hacer un cambio, por mi,
por mi hija, quizás no hago mucho ruido, quizás no muchos lo saben, pero sigo
aquí, aprendiendo y ayudando desde lo que sé y sobre todo ahora escuchando los
que otras sientes y validándolo, porque yo también estuve ahí.
Sigo trabajando en mí porque aún quedan heridas por sanar, lo hago desde
el descubrimiento de ellas, reconociendo que las tengo y búscando los recursos
necesarios para curarlas y aunque hay muchos traumas que quedan dentro de mí,
tampoco los quiero olvidar porque recordar es lo que me impulsa a querer ayudar.
Sé que muchas mujeres han experimentado lo mismo que yo, unas han
podido olvidar lo malo y enfocarse en lo bueno, bien por ellas, pero yo, quiero
decirle a las que no, que todo va a estar bien, que todo va a encontrar su
cause y que aún después de está experiencia puedes resurgir y salir adelante,
porque eres más fuerte de lo que piensas y porque pedir ayuda tampoco te hace
débil.
Levanto la voz por las que maltrataron, gritaron, minimizaron o
vejaron en una sala de partos y aún en la de recuperación, por aquellas que sintieron que lo hicieron mal cuando lo que
hicieron no tiene calificación alguna, sólo hay una forma de acabar con estas
tristes historias, educándonos y empoderandonos (aunque la palabra ya suene
trillada) dejando de normalizar el maltrato y siendo conscientes desde el
paciente, hasta el personal médico y la sociedad en general de la importancia
que tiene llegar a este mundo como se debe.
Elainy Ávila abre el proyecto de escritoras invitadas del 2022 Mujeres que Sanan con un potente relato que nos conecta con la maternidad y la experiencia del puerperio luego que has sido maltratada en tu proceso de parto.
Es la segunda vez que Elainy se convierte en escritora invitada de este
blog, la primera vez fue el año pasado cuando participó en el proyecto Mujeres
que emocionan con la emoción de la fobia en un fantástico relato titulado La
fobia, acompañante silenciosa.
Elainy fue seleccionada en agosto de 2021 entre más de veinte
participantes del Campamento de verano para nuevas escritoras y es por ello que
este año vuelve a ser parte de mi blog.
Mujeres que sanan es un proyecto donde 12 mujeres le escribirán a sus
sombras, a sus heridas y a sus emociones reprimidas, es por ello que este año nos toparemos con relatos extraídos de las
propias vivencias de mis invitadas y en cada uno de ellos veremos un proceso de
sanación de sombras y heridas.
Mis
invitadas van a escribir sobre cómo superaron un duelo o una separación de
pareja, cómo sobrevivieron a un posparto, cómo se dieron cuenta que habían
reprimido una emoción por mucho tiempo, cómo salieron adelante después de un
diagnóstico personal o de un ser querido, cómo una enfermedad llegó para
cambiarle el sentido a sus vidas, cómo ha sido el camino hacia el
autoconocimiento, en fin, el proyecto trata sobre el proceso de sanación de
heridas y sombras.
⠀
Como pueden ver, este proyecto estará potente,
solo espero les guste y nos acompañen a leer textos poderosos llenos de
sanación.
Elainy es
asesora de lactancia certificada y una escritora muy talentosa que está
aprendiendo a creer en ella desde este maravilloso don de escribir que la vida
le ha otorgado, ya puedes empezar a seguirla en su cuenta de Instagram y apoyarla
con este relato comentando o compartiendo en tus redes sociales.
Ahora
cuéntame tú ¿cómo fue tu experiencia de puerperio? Te leo más abajo.
que fuerte tu experiencia...entiendo lo que sentiste aunque la mia fue muy buena, sigue adelante con tus proyectos
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