Cuando Eliana me
propuso escribir para este proyecto en su blog me emocionó mucho la idea de
poder compartir un pedacito de mis emociones a través de este escrito.
Fueron muchos los
días, semanas y meses que dediqué a pensar en qué podría relatar entre líneas,
finalmente lo tenía, empecé a escribir, estaba inspirada sobre la emoción que
yo misma había elegido, unos días antes de la entrega del relato sentí un
impulso de leer el primer correo de invitación que nos había enviado y cual fue
mi asombro al darme cuenta que la emoción que yo había elegido era el “asombro”
y no la “curiosidad” que era la emoción sobre la cual había estado
reflexionando los meses anteriores.
En ese instante
entré en pánico, se me aceleró el pulso, empecé a sudar frío y la mente empezó
a trabajar a toda máquina. No lo podía creer, cómo había podido confundir estas
dos emociones, “son tan distintas” pensé. Estaba bloqueada, mis niveles de
sobre exigencia se elevaban y me sentía hasta un tanto apenada conmigo, con
Eliana y con las personas que leerían mi relato.
Había pasado mucho tiempo reflexionando sobre mi relación con la curiosidad y aquí estaba yo viviendo las consecuencias del asombro hacia mi confusión inicial.
Sacudí la cabeza,
me llevé las manos a la cara, levanté la mirada, hice un sonido como de lamento
y solté una carcajada.
No dije nada a
nadie, tomé unos días extras para reflexionar, me mantuve alejada del Internet,
no quería que ninguna información externa pudiera influenciar mi apresurado
pensamiento. Me fui hacia adentro, quise conectarme con mi asombroso
descubrimiento para sacar de ahí este relato.
Es así como
llegué a la conclusión de que el asombro para mí no es tan distinta a la
curiosidad, ambas emociones están relacionadas.
El asombro lo
vivo como una emoción adrenalínica porque en un instante puede crear una disonancia en la mente que te saca
de todo parámetro que hayas conocido, te lanza a un territorio inhóspito donde
tienes que valerte de la curiosidad para poder abrirte camino dentro de la
oscuridad que puede provocar. Y digo oscuridad porque el asombro puede
manifestarse de muchas maneras.
El asombro hacia
un evento inesperado que es además juzgado de una manera negativa puede llevar
a un shock, a la resistencia o el rechazo y como consecuencia hacerte perder la
cordura en los casos más extremos.
Hace unos meses recibí una llamada de mi mamá que me decía que quería contarme algo que había pasado en la familia con uno de nuestros primos más queridos, que si bien era algo de índole personal para él, era algo que sentía que yo debía saber.
La gravedad de su
voz era señal de que algo fuerte venía en camino pero cualquier mecanismo de
autoprotección que yo había activado en ese instante no sería suficiente para
la noticia. Se había suicidado.
Como decimos en
Venezuela, me tomó completamente fuera de base, había pensado lo peor pero la
verdad es que no había considerado que algo podría ir más allá de lo que yo
consideraba como “lo peor”. En ese momento mi asombro se manifestó solo en
el reflejo de inspirar aliento por la boca. No tenía palabras.
Cuando logré
recuperarme de lo que había escuchado y desprenderme de lo que él y su hijo
significaban para mí, de todos los recuerdos y del sentimiento desagradable de
la noticia para poder adentrarme en lo que significó para él esta decisión solo
le pregunté a mi mamá “¿Cómo?”
Cabe decir que
todo esto pasó en un espacio que solo se puede medir en segundos interminables.
Esa es una de las características del asombro, que es un expansor y a su vez
un contractor del tiempo, cuando la inmersión en el asombro es total, no
hay tiempo, el tiempo se disipa, desaparece y puedes encontrarte en un momento
eterno donde es posible construir una nueva perspectiva de la situación sobre
la cual se ha detenido ese tiempo, a uno de aprovechar ese momento.
Mi mamá me contó lo que sabía y mi asombro inicial dio paso a la curiosidad. Quería entender los detalles que llevaron al evento, para ello empecé a estudiar la muerte, qué hace que las personas le teman o la deseen, mi asombro crecía al leer historias personales, investigaciones científicas y también al evaluar mi propia reacción ante tal conocimiento.
No pasó mucho
tiempo cuando mis lecturas sobre la muerte me llevaron a hacerme preguntas e
investigar más sobre la vida, cuál fue mi asombro sobre todo lo que encontré
entre páginas que narran la historia de la humanidad, el equilibrio de los
ecosistemas naturales y todas las ciencias y artes que el ser humano ha desarrollado,
esto me llevó a reflexionar que la mayoría de las personas eligen una vida en
las sombras de la ignorancia, temiéndole a la muerte (natural, suicidio o
generada) cuando la conexión a la vida te puede mantener en un constante estado
de asombro repleto de alegría, tal y como lo viven los niños en su infancia
temprana.
El ser humano
ha olvidado la capacidad de asombro porque lo asociamos solamente a esas
noticias desagradables que hemos sido condicionados a no querer escuchar.
Una mamá elefante
llora y siente el dolor de perder a su pequeño recién nacido después de haberlo
gestado durante dos años mientras que un grupo de leonas utilizan esa carne
para alimentar a toda la manada durante semanas y los restos sirven para muchos
animales más.
Si nos dejáramos
llevar por el asombro de lo que está sucediendo entre elefantes y leones
y decidiéramos intervenir en favor de un grupo o del otro, ¿no estaríamos
rompiendo con el equilibrio?
Pero esa danza
constante entre el asombro y la curiosidad, sin juicios hacia las personas,
situaciones o circunstancias, pueden llevarte más allá de lo que muchos hombres
y mujeres jamás se atreverán a ir: Al verdadero cuestionamiento y entendimiento
de la mera existencia de todo, del conocimiento, la energía y la materia en espacios
de atemporalidad.
Esta es la
verdadera diferencia entre los animales, sean leones, elefantes u otros y
nosotros seres humanos.
Los animales
están conectados al ciclo de la vida pero no lo saben, mientras que nosotros
estamos desconectados y somos conscientes de ello. Incluso me atrevería a decir
que muchos quedarían asombrados de darse cuenta lo desconectados e
inconscientes que han sido toda su vida si llegan a abrir los ojos.
Así que el
trabajo insistente y minucioso del desarrollo y manejo del asombro y la
curiosidad a nivel personal inexorablemente te llevará al descubrimiento de lo
que todos hablan y solo algunos pocos seres conocen: La Fuente.
Al llegar ahí tu
asombro se apaciguará, la curiosidad cesará, no necesitarás buscar nada más
porque estarás en conexión con El Todo.
Ese es el
verdadero destino final del Ser Humano y el asombro es uno de los caminos que te
puede llevar allí.
Waleska Cerpa es la invitada número 39 de mi podcast El club de las mujeres imperfectas y con ella conversé sobre la sombra de la vergüenza.
Esta enérgica mujer es mi compañera en un programa virtual que hemos creado juntas llamado Las caras del dinero. Y me encanta que sea ella quien abra este proyecto Mujeres que emocionan con la emoción del asombro.
Conocí a Waleska a principios del 2020 y me encanta lo inteligente que es y su manera de expresarse, ella es coach financiera y te ayuda a cambiar tu mentalidad y tu estilo de vida, y esto lo comprobé cuando juntas diseñamos Las caras del dinero, un programa de 21 días donde te ayudamos a transformar tus creencias y desbloquear tus emociones con relación al dinero.
Si todavía no la sigues, entra ya mismo a su Instagram y llénate de su buena energía.
Me a gustado mucho el relato, ayer justamente hablaba con una chica joven y me decía que el ser vegano al extremo se hace mucha veces por miedo a la muerte, como el miedo al cancer etc. y tenia eso en la cabeza, con esta historia se me aclaro más. definitivamente es asombroso saber que alguien se quita la vida, yo soy muy cobarde para llegar a eso, pero no puedo juzgar a nadie. gracias Eliana por la iniciativa.
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