La tristeza arrasa y crea mi ser


La tristeza nos ayuda a mirar hacia adentro, a ser introspectivas y nos viene a decir que debemos revisar algo. ¿Pero, qué es lo que debemos revisar cuando la tristeza se apodera de nosotras? ¿Qué podemos aprender de ella?

Cuando a mediados de marzo decretaron en España la alerta sanitaria, comenzamos el estado de alarma, no era consciente de la envergadura de lo que iba a venir, en ese momento pensé que serían unas semanas de confinamiento, de estar aislada de contacto social físico, y que poco a poco retomaríamos la “normalidad”, pero la realidad no fue esa.

Lo que pasó fue que iban pasando los días, y cada noticia era peor que la anterior, no podíamos hacer nada, sólo quedarnos en casa para protegernos y proteger a los demás. Si cuando empezó 2020 me hubiesen dicho lo que íbamos a vivir, probablemente no lo hubiese creído.

Según iban pasando los días, se apoderó de mí una inmensa tristeza, “estancarte en la tristeza puede acarrear problemas que desembocan en la depresión, sintiendo un desánimo constante y una forma de desconexión con las otras emociones”. 

Empecé a sentirme desanimada, angustiada, ausente de mi realidad, tenía la sensación de estar viviendo una película que no me gustaba nada, en la que el final tardaba en llegar, y cada semana que pasaba el nivel de desánimo, desencanto, me estaban llevando a un estado de melancolía que me alejaba de mi ser. 


Ese estado de melancolía, me llevo a mirar dentro de mí, a intentar entender por qué me sentía así, a escucharme y a buscar la razón de por qué esta situación que estaba viviendo me entristecía tanto, me preguntaba ¿qué era lo que no estaba aceptando?

Después de mucho reflexionar, comprendí que lo que no estaba aceptando, era precisamente sentir tristeza por la situación que estaba viviendo, entendí que no podía ocultar esa emoción y sensación que me invadía cada vez que veía las noticias, escuchaba lo que estaba pasando a personas como yo, como mis familiares, amigos, conocidos.

Personas que hace unas semanas tenían una vida por delante, con sueños, ilusiones, deseos por cumplir. Personas que no se imaginaban ni en sus peores pesadillas cómo sería su final. Familias que no llegaban a comprender que no podrían despedirse de un ser querido, que no les permitirían vivir el duelo en compañía, si no que tendrían que hacerlo solas, sin un abrazo, una mano amiga para consolarles en ese momento que tanta falta les hacía.

Personas a las que no conocía, pero que sí me ponía en su lugar, la empatía era quizá esa aliada de la tristeza que me invadió durante esas semanas en las que no era capaz de entender porque me sentí así.

Comprendí que era normal lo que me estaba pasando, cómo me estaba sintiendo, cuando acepté que estar triste es necesario, y debo permitírmelo, que no puedo luchar contra mis emociones, con cómo me siento, poco a poco empecé a relajarme, a dejar que esa tristeza me invadiera. Al hacerlo fue pasando a un segundo plano. 


Decidí dejar de ver y escuchar informaciones que lo único que hacían era llevarme a ese estado de pesadumbre, y sufrimiento, por algo que yo poco o nada podía hacer.

Me alejé de la TV, y de estar constantemente viendo noticias que sabía que no eran beneficiosas para mí, sí seguía informada pero no sobre-saturada, y al borde del colapso mental, que lo que me hacía era sumirme en esa profunda tristeza, alejándome de ser responsable de mi vida, dándoles ese poder a medios de comunicación y lo que en ellos se decía.

Comencé a reflexionar y a buscar cómo podría contribuir a apaciguar la tristeza que estaba invadiendo nuestras vidas, cómo dentro de todo lo que estaba viviendo podía encontrar algo positivo detrás de tanta tristeza colectiva. La introspección hizo que floreciera mi parte más práctica y optimista, siendo lo más objetiva y realista a la situación que nos había tocado vivir. 

Mi mejor amiga fue la reflexión durante este periodo, me dejé fluir, y me puse en acción, grabé un audio Hola, ¿cómo estás?, para mi podcast DESEOS de VIDA, en el que ofrecía mi escucha activa, a todo el que sintiese en ese momento que lo necesitaba, poder charlar sobre cómo estaba viviendo la situación, cómo se sentía, ayudarle a fortalecerse y a seguir caminando llevando esta situación con el menor desgaste emocional posible.

Escribí un post para mi blog, Sé Feliz a Tu Manera, “La incertidumbre, por qué te da tanto miedo” en el que compartí cómo me sentía, e iba buscando saber cómo se sentían las personas que lo estaban leyendo, era un post lo más humano que fui capaz de escribir, con el corazón, realista sí, pero enviando un mensaje de esperanza, de ilusión , invitando a la reflexión sobre muchas cosas de nuestra vida, sobre nosotras mismas, sobre ser más conscientes de ella, que quizá hasta ese momento no nos habíamos ni planteado. Para sentir esa cercanía que en ese momento no podíamos tener. 


Un mensaje para acompañar y dar ese aliento de esperanza y realidad, de que todo esto es algo pasajero, que sí cambiaran muchas cosas, pero que depende de nosotras, de nuestra actitud, de atrevernos a ser nosotras mismas, de vivir nuestra vida y a nuestra manera el salir fortalecidas de lo que estamos viviendo y lo que nos tocará vivir.

Retomé las entrevistas de mi podcast, había encontrado un modo de sentirme fortalecida, útil en esta situación, de poder ayudar y hacérsela más llevada a personas que estaban sumidas en su propia tristeza, personas que necesitaban evadir la mente, relajarse, distraerse y quizá aprender y pasar un rato entretenido leyendo y escuchando lo que les ofrecía.

Personas que deseaba que se sintieran ilusionadas, motivadas para lo que vendrá en el futuro, y podrán hacer después del coronavirus, (porque esto es algo que tengo claro que pasará).

Leer y escuchar la experiencia de otras personas que estaban pasando por lo mismo que estaban pasando ellas, que tenían su propia visión de la vida, de cómo afrontar la incertidumbre, de la importancia de atrevernos a ser nosotras mismas, de ser responsables de nuestra vida.

Escuchar a esas personas quizá les podría ayudar a sentirse mejor, a replantearse su propia vida, a alejar la tristeza que se había convertido en su estado habitual durante las últimas semanas.

Esa era mi misión de vida en ese momento, eso era lo que la tristeza me estaba enseñando, ayudar a mejorar la vida de las personas que al igual que yo estaban viviendo algo que nunca hubiesen imaginado vivir, desde la empatía y el cariño que podía darles.



Mariví Porras es la novena invitada de mi podcast El club de las mujeres imperfectas y con ella conversé sobre La sombra del temor a sufrir, pero también fui yo una invitada de su podcast este año y puedes escuchar esta grandiosa entrevista aquí.

Es la tercera vez que Mariví participa como escritora invitada en este blog y de seguro volverá el próximo año, para ella fue un gran desafío escribir acerca de la tristeza porque ella se dedica a escribir sobre la felicidad en su blog Sé feliz a tu manera.

Pero es normal que la crisis mundial que se desató en el 2020 no dejara desapercibido a nadie y por supuesto que ella no es la excepción, la tristeza arrasó con ella y la desbordó y lo describe de forma magistral en este post donde además nos comparte las herramientas que utilizó para afrontar a esta importante emoción.

Mariví también participó en mi taller de escritura creativa Amplía tu vocabulario emocional el pasado mes de junio siendo la tristeza la primera emoción que abordamos dentro de los ejercicios, lo cual significó para ella un gran reto de escritura y depuración emocional y su maravillosa participación en este taller dio pie a que creara este post que terminas de leer.

Ella nos contó su historia con la tristeza, ahora es tu turno, ¿cómo has afrontado la tristeza este año? Te espero en los comentarios.

1 comentario:

  1. Gracias Eliana, por darme la oportunidad de escribir sobre esta emoción, que tanto nos incomoda. ¡Me ha encantado hacerlo!

    Volver a leer este texto me ha hecho revivir esos días de tanta tristeza e incertidumbre que viví. Muchas Gracias por regalarme este precioso espacio para poder expresar como me sentí, y cómo cuando acepté lo que estaba pasando todo fue poco a poco cobrando un sentido para mí, espero que a tus lectoras les ayude a entender la importancia de escuchar y aceptar esta emoción.

    Cuando me propusiste este reto, no tenía claro cómo iba a abordarlo, escribir sobre la TRISTEZA, yo que animo a las personas a ser felices a su manera… ¡Qué contradicción, verdad! Gracias a habérmelo propuesto, he sido más consciente de que ninguna de las emociones que sentimos debemos reprimirlas, y si las compartimos en un entorno como es tu maravilloso Espacios de Soledad, nos ayudará a crecer, a aceptarla y hacernos amigas de ellas.

    Enhorabuena por este proyecto que tanto nos enseña sobre esta emoción que rechazamos, sin darle la oportunidad de que nos hable, de que la escuchemos. Aprender de la tristeza es necesario en nuestra evolución y crecimiento, por eso tu espacio tiene tanto valor querida amiga.

    ¡Un fuerte abrazo!

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