La antagonista de tu vida



Seguramente has llegado a escuchar la típica frase de “sé la protagonista de tu vida y no te quedes como espectadora”, pero ¿cómo ser la protagonista cuando la antagonista tiene más lineas en el guión?

La antagonista es esa tú, que no solo le asignaron más escenas en el rol de tu vida, sino que además le encanta robarse tu ángulo favorito y quedarse con la mejor posición para que le dé la luz.

Es esa adversaria que le gusta sabotear cada plan que tienes, cada nueva propuesta, cada nuevo proyecto, incluso hasta le pone fecha de caducidad a los tiempos de felicidad.

Esta otra tú, que muchas veces has confundido con la verdadera tú, le encanta ser evasiva, mentirosa, dramática, ansiosa, imprudente, controladora y hasta intransigente.

Y es que si te fijas bien en las típicas villanas de las novelas mexicanas, te podrás dar cuenta que la antagonista es una mujer bella, por lo general con buena posición económica, de seguro heredera de una gran mansión, acaba de llegar del extranjero luego de haber viajado por varios países, pero ella está empeñada en un hombre que no la quiere y con el que va a luchar egoístamente por conquistarlo con la protagonista.

Para mí que la antagonista se confundió de novela, ella debió aterrizar en su palacio y luego reencontrarse con sus amigas y escribir un libro de sus hazañas viajeras o tal vez dar conferencias y conocer gente interesante, pero no, ella llega empeñada en que debe casarse con un hombre que ni la determina y que además está enamorado de otra mujer.

¿Te parece que esto solo lo ves en la televisión?

Tu antagonista es una rival muy fuerte porque está dentro de ti, ella está en tu cabeza y muchas veces en tus decisiones, ella cree que estás fea, gorda o vieja, te ha comparado con otras mujeres y de seguro te ha dicho cientos de veces que no lo puedes lograr.

Ella ni siquiera es la villana porque no hace las cosas desde la maldad, sino desde la profunda inconsciencia e incoherencia, se ha perdido a sí misma y ha hecho que tú te pierdas en el camino de la inseguridad y te ha hecho dudar de ser tú.

¿Pero cómo llegaste a convertirte en la antagonista?

Todo depende de cómo fue tu infancia, pero desde mi parecer se instauró en la adolescencia, ese tiempo en donde la inseguridad reina, se instala y se prolonga hasta la veintena, si fue una época dura para ti, muy solitaria o llena de mucho estímulo físico, la antagonista tuvo un escenario perfecto para llegar y quedarse y además apoderarse de tu forma de pensar.

“En toda novela la antagonista representa la fuerza opuesta que le impide a la protagonista lograr sus objetivos.”
Frase tomada de este post del blog de Lucía Jiménez Vida.

Y es que la antagonista es la que crea el conflicto, una novela sin conflicto es una historia sin sentido, pero eso está bien para el mundo literario pero no debería aplicar para la vida real, y es que así mismo establecemos nuestro guión de vida personal, llega la persona idónea, entonces a la antagonista se le ocurre que la historia es muy perfecta y debe darle un giro inesperado para que no todo sea tan idílico y exacto.


¿Alguna vez te has llegado a sentir la oponente de tu propio destino?

La antagonista es tu sombra, ella te susurra al oído que vigiles, controles, manipules, hagas cosas que van en tu contra y tú le sigues el juego, pero lo haces no porque es divertido hacerlo, sino porque no entiendes cómo hacerlo de otra manera.

Es posible que mientras tu protagonista se estaba iniciando en el cine mudo, tu antagonista ya se había aprendido cinco guiones.

Pero durante todo este proceso la protagonista no está amordazada y encerrada en una habitación oscura, ella habita tu misma piel, y a la par de la antagonista, hacen juntas un camino transformador para ambas.

Lo primero que tienes que hacer es darte cuenta que la antagonista existe, reconocerla, y justo ahora que está leyendo este post contigo tal vez te mira de reojo porque ya se dio cuenta que la has descubierto, quizás ya te habías fijado de tu contrincante hace algún tiempo pero quisiste hacerte la vista gorda porque ella de alguna forma te brinda seguridad.

Pero en realidad no es seguridad sino una máscara que no sabes cómo sustituir por tu verdadera esencia, una vibración baja de ti que no sabes cómo elevar.

En esta historia a la antagonista se le vence reconociéndola y aceptándola, y no con venganzas ni reproches ni egoísmos, ella necesita tanto amor como tú, y en sus intentos locos de buscar el amor en otros brazos no podía vislumbrar que el amor era ella misma.

Ella pudo ser celosa, castradora, egoísta, manipuladora, insegura y ambiciosa, todo en un mismo personaje, pero debes entender que está hecha de fragmentos y de historias que son tus propias historias, tal vez dejaste que un acontecimiento doloroso te definiera y la definiera a ella, tal vez te quedaste sentada en la silla de la víctima y ella salió a representarte ante el mundo.

Esos lados oscuros son tu antagonista, no se trata de la enemiga sino de la aliada inversa que no has reconocido tal vez por estar dolida o resentida con la vida, ella necesitó una coraza inmensa de dudas que fue prefabricado hasta moldear tal vez a una feminista déspota o a una machista sometida, y no se trata de ponerle etiquetas, se trata de reconocerla para que deje de tener tanto peso en tu vida.

Y no es que ella sea la villana y tú seas la heroína.

Ella está herida como tú, rota como tú, fragmentada como tú, y para que no se le vieran las costuras, decidió hacerse un traje de fortaleza al que llamó autosuficiencia o autoexigencia o puede que perfeccionismo, se vistió de alegre para que no se le notara la tristeza, se autoengañó demasiado hasta convertirse en una grandiosa adversaria de la sumisión o la imprudencia.

La antagonista de tu vida sabe de discursos compuestos de creencias limitantes, pudo haber pasado horas y horas descosiendo el entramado de sus mentiras, tiene miedo y cree que es tan imperfecta que nadie se parece a ella, pero todas somos ella porque todas hemos sido antagonistas de nuestras propias vidas.

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