Un día de
inverno, la mujer posesiva estaciona su
auto y camina. Entra al edificio, sube las escaleras y me mira por primera
vez. Yo, con una sonrisa la invito a pasar a mi humilde morada. Se sienta en la
silla más cómoda del lugar y yo también me siento frente a ella. Una mesa café
nos divide, pero deseo conectarme con ella de corazón a corazón.
La mujer posesiva es una mujer que sufre, que no
disfruta la vida. Es una mujer que se siente atrapada en el control de algo o
alguien que simplemente no le pertenece. Sus carencias la invitan a creer que
así es.
No necesito
conocer dónde vive, cuánto tiempo lleva en la ciudad o cómo está vestida.
Tampoco me interesa saber las actividades que realiza o los trabajos que ha
tenido. Con su nombre y edad me basta. Me dispongo a escuchar su relato
mirándola de manera compasiva. La mujer
posesiva respira rápido, le tirita la voz y está a punto de explotar. Le
ofrezco papel para secar sus lágrimas.
Sus palabras me
abren una puerta a su historia y comienzo a explorar. La lluvia en la ventana
acompaña su dolor.
La mujer posesiva ha aprendido a llenar su mente de
creencias limitantes, fantasías amargas y miedos irracionales. Sin querer, se ha puesto un velo en los ojos, ha llorado por mucho
tiempo y se ha olvidado del amor… del propio amor. Es una mujer que no saborea un buen vino, que no baila su canción
favorita y que no escucha su corazón.
Le ha dado mucho
poder a la razón. Su mente ha confundido el contacto y el aprecio de los demás con
amenazas y complot. Su miedo a la soledad
la ha convertido en una mujer que depende de los demás.
Cuando me habla
de esto, tiembla. Está llena de frustración.
Me cuenta de sus episodios de insomnio y de las ideas delirantes que no la
dejan tranquila. Despierta en las noches con una fuerte ansiedad. Se obsesiona
con todo y con todos. Necesita dominar
la situación. Se aferra a sus amigas y recuerdos del pasado. Se ancla a objetos
materiales y mensajes borrados. Abraza con miedo y besa desde el control.
La mujer posesiva está cansada de ser así… está
agotada de vivir así. Un día, acostada en su cama, observa su
habitación. Camina hacia el espejo y comienza a respirar profundo. Toca su
pelo, sus labios y su rostro. Lleva sus manos al corazón y un impulso curioso la
invita a decir: “Lo importante no es la
posesión… sino la sanación” En ese
momento, la mujer posesiva decide tomar acción.
Sigo escuchando
su historia y por dentro agradezco ese día del espejo. Ella es una mujer que necesita recuperar su poder interior.
Necesita conectarse, aceptarse, quererse y este día de inverno es el momento
perfecto para comenzar.
Han pasado 45
minutos y es el momento de responder. Expreso mis primeras palabras y la mujer posesiva reflexiona, escucha y
contempla. Asiente, mira hacia el cielo, baja la mirada y vuelve a llorar. Ella está comprendiendo que su posesión es
el síntoma de una niña herida que necesita amor. Una niña que ha sufrido y
que ha llegado el momento de la reparación.
Después de unos
minutos de respiración, conversación y relajación, nos despedimos. Ella baja
por las escaleras lentamente, sale del edificio y se sube a su auto. Ha sido un
gran encuentro.
Al verla marchar
respiro profundo y tomo un poco de agua. Me
siento feliz y tranquila porque sé que la mujer posesiva dejará de serlo muy
pronto. Hoy ha dado un gran paso en su vida… un paso que le permitirá
aprender, soltar, crecer y ser feliz.
Pasa el tiempo y
un día de primavera, la mujer posesiva estaciona su auto nuevamente. Camina, entra
al edificio, sube las escaleras y me mira por décima vez. Yo, con una sonrisa
la invito a pasar. Después de darnos un fuerte abrazo, ella se sienta en la
silla más cómoda del lugar y yo también me siento frente a ella.
La mujer posesiva es una mujer que ha dejado de sufrir
y que está aprendiendo a disfrutar la vida. Es una
mujer que ha entendido que la posesión es simplemente una ilusión. Ya no tiene miedo a la pérdida, al rechazo,
al abandono ni a la soledad. Se está desapegando de los recuerdos, de sus
amigas y del dolor. Ha sido un proceso largo que ella ha logrado superar.
La mujer posesiva es una mujer que aprendió a observarse,
acompañarse, cuidarse y a quererse. Ahora se conoce
y se ha conectado con su poder interior. Las creencias limitantes, fantasías
amargas y miedos irracionales que estaban en su mente desaparecen poco a poco. La
sintonía ha cambiado de dirección. El foco ahora es su propia intuición.
La mujer posesiva es una mujer valiente que ya no
guarda secretos y que no se amarra a la perfección.
Es aquella que suelta sus manos y vuela en libertad sin apegos ni espalda con tención.
Después de semanas de reflexión, entendimiento y meditación, la mujer posesiva se ha convertido en una
mujer que descubrió el amor… el propio amor.
La mujer posesiva alguna vez se aferró al pasado, pero
ahora vive liviana… vive iluminada. Camina con la mirada en alto, segura de su
camino, elegante y sin opresión. Es una mujer que
estuvo presa, pero que ahora vive la vida radiante, fresca y natural. Ahora goza
de un buen vino, baila su canción favorita y escucha su corazón con atención.
La mujer
posesiva es una mujer divina… así como tú, como ella y como yo. Una mujer que
en tiempos de otoño no podía estar sola y necesitaba de alguien. Simplemente no
sabía afrontar sus sentimientos de posesión. Pero ahora, en estos bellos días
de primavera, la
mujer posesiva ha logrado superarse a sí misma. Ahora es una mujer que respira,
extiende los brazos, esboza una sonrisa y decide fluir, así como dice la
canción.
__________
Conocí a Leslye
a través de uno de mis videos en YouTube: Cómo crear un proyecto de
escritores invitados con el cual ella se inspiró a crear su propio
proyecto titulado Mujeres en movimiento,
cambio y reinvención en su blog Creomás en donde soy una de sus
invitadas en una hermosa entrevista
que ella me hizo y con un formato de preguntas e imágenes que me cautivó desde
el primer día, y por supuesto que no podía dejar pasar la oportunidad de que
ella fuera parte de las Mujeres que
aprendieron a querer.
Leslye es máster
en psicología educacional y experta en promover espacios de autoconocimiento,
creatividad y reinvención desde una metodología artístico-creativa. Su vida se
ha desarrollado a partir del encuentro con el arte, la creatividad y el
desarrollo personal, es por ello que en su blog ayuda a las personas a iniciar
un camino de crecimiento interior para vivir una plena, tranquila y feliz.
Nos regala a una mujer posesiva desde su punto de
vista de la psicología y eso me parece genial, ella se sienta frente a esta
mujer mientras la observa y la escucha y nos hace referencia al espejo, recalca
la historia de una mujer que lo quiso controlar todo a través de su sentimiento
posesivo, pero eso la catapulta en su propio vacio.
Cuántas mujeres caminan por la calle creyendo poseer y
nada poseen, aferradas al recuerdo y deseando que
los demás actúen de acuerdo a sus mandatos, mujeres queriendo arroparlo todo
sin abrazarse a ellas mismas.
En el afuera no
hay nada que podamos poseer, todo está dentro, cuando nuestro mundo interno es
de nuestra verdadera posesión es cuando soltamos realmente y nos damos cuenta
que la vida pesa demasiado como para querer llevar el peso de todo lo que nos
rodea.
Me encanta tener
a Leslye entre mis escritoras invitadas y además me encanta el relato que nos
ofrece desde la perspectiva de la observación y la escucha, eso ratifica que mi
invitada tiene una gran versatilidad para escribir y que su creatividad es una
gran fuente de poder que ella posee y queda muy bien demostrado en este
escrito.
Tengo tres misiones en la vida, plantar un libro, escribir un hijo y criar un árbol.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) 10 de octubre de 2018
Muchas gracias por invitarme a este espacio de sanación y encuentro creativo. Acompañar a mujeres en su proceso de autoconocimiento me ha permitido conectarme con ellas desde lo más profundo y rescatar pensamientos, sentimientos y emociones que se han convertido en este relato. Cada una de nosotras necesita conectarse con ese poder interior, aceptando primero aquellos elementos que necesitamos observar y sanar. Así como la mujer del relato, somos muchas que nos hemos aferrado a algo o alguien que no nos permite crecer y la única forma de avanzar es aprender a soltar. Gracias Eliana por tanta sabiduría y creatividad. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias a ti Leslye por aceptar la invitación y por dejar un relato tan hermoso y plagado de tantas verdades y escrito con una sutileza que se transforma en grandeza, me encanta que seas una de mis escritoras invitadas, la verdad que estoy disfrutando mucho de este proyecto y me sorprendo de lo tanto que he descubierto con estos roles. Un gran abrazo y espero continúen los proyectos entre ambas.
EliminarGracias Eliana y a Leslye por este nuevo relato de mujeres que aprendieron a querer.
ResponderEliminarUna vez más se nos presenta un rol que soy capaz de ver en mi misma como todos los otros roles.
Hay veces que estamos convencidas que el control nos da seguridad controlarlo todo y todos.
Y cuando eres capaz de darte cuenta de que es al contrario todo cambia y empiezas a poner el foco en ti y no en los demás.
Comienza un proceso de abrazar a tu niña interior y un camino de amor propio.
Gracias y un abrazo
Virginia
Qué lindo amiga. Abrazar a nuestra niña interior. Ese es el camino para dejar el control y reencontrarnos con nuestra verdadera esencia. Gracias por tu comentario.
EliminarVirginia una de las cosas que más me ha gustado de este proyecto ha sido precisamente ese descubrimiento de esos roles con los que me he podido identificar, unos en mayor y otros en menor medida, pero cada vez que leo un nuevo relato veo cómo estas mujeres puedo o he podido ser yo, y este relato en particular que nos regala Leslye es poderoso, primero por la forma como ella lo enfoca y segundo por lo fácil que uno se puede identificar con sus palabras, gracias por apreciarlo, leerlo y tomarte un tiempo para comnetarlo. Un abrazo.
EliminarCreo que es un mal de muchas mujeres que de manera consciente no ven como ser posesivas les aleja totalmente de su amor propio.
ResponderEliminarCreo que amarnos es la mejor herramienta para vivir desde la libertad emocional y no querer controlar absolutamente todo.
Creo que poseer es la vía de mostrar las carencias emocionales que llevamos dentro. Es no mirarnos en el amor propio y aprender a vivir sin apegos.
Sabias palabras Alexa "...amarnos es la mejor herramienta para vivir desde la libertad emocional..." gracias por tan hermosa frase. Un abrazo.
EliminarY yo estoy de acuerdo con tus creencias Alexa, creo que el amor propio es la base fundamental de todo lo que hagamos en la vida y creo que el autoconocimiento es la mejor ruta para detectar nuestras carencias y comenzar a trabajar en ellas. Un abrazo.
EliminarComo dice Virginia, creo que todos pasamos por momentos en los que nos gustaría controlarlo todo y controlar cómo se comportan otros. Pero sólo podemos controlar cómo nos sentimos nosotras mismas. No tenemos control sobre los sentimientos de otros y siendo posesivas sólo conseguiremos alejarlos de nosotras. Pero enfrentarse a lo que hay detrás de obsesión de control no es fácil. Significa enfrentarse a miedos e inseguridades. Requiere coraje dar el paso de sanarnos. Muchas gracias Leslye por traernos esta historia desde la visión de una psicóloga.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Tal como tú dices, no tenemos el control de los sentimientos de otros, pero si podemos tomar la decisión de observarnos, conocernos y tener una actitud positiva ante la vida.
EliminarDefinitivamente es una visión maravillosa la que Leslye nos regala Dorit, aprecio mucho este relato porque está estructurado desde la certeza y la experiencia y eso es fascinante, gracias por apreciar las palabras de mi invitada, lo valoro muchísimo y gracias por tomarte un tiempo para leerla y comentar.
Eliminar"La mujer posesiva alguna vez se aferró al pasado, pero ahora vive liviana… vive iluminada. Camina con la mirada en alto, segura de su camino, elegante y sin opresión. Es una mujer que estuvo presa, pero que ahora vive la vida radiante, fresca y natural. Ahora goza de un buen vino, baila su canción favorita y escucha su corazón con atención"
ResponderEliminarCreo que todos, hombres y mujeres, estamos aferrados al control pues así es la educación y la sociedad en la que vivimos. Nadie se escapa pero muchos somos capaces de, poco a poco, abandonar a la mujer posesiva para disfrutar de la verdadera libertad.
De todos los apegos, el más complicado para mí, ha sido dejar de controlar la vida de mis hijos. Que tomen las riendas de sus vidas en función de la madurez que han ido adquiriendo. ¡Tremendamente complicado pero proporcionalmente liberador y sereno!
La mujer posesiva es una mujer que ha dejado de sufrir y que está aprendiendo a disfrutar la vida.
Gracias Ana. Es hermoso que observes y compartas tu sentir con nosotras. Muchas veces se nos hace muy complicado reconocer aquellos aspectos oscuros dentro de nosotras y hoy lo has podido hacer de una forma muy honesta. Eres una mujer valiente. Un abrazo grande.
EliminarCuando creemos poseer nos damos cuenta que estamos poseyendo la nada Ana, pero esto solo se logra con un buen trabajo de autoconocimiento como lo muestra Leslye en este relato, cuyo trabajo de introspección fue necesario para que la mujer posesiva soltara, así como lo has hecho tú con tus hijos y como lo hacemos miles de mujeres a diario con nuestras vidas.
EliminarUn magnífico aporte Ana, gracias por compartirlo.
Qué relato más bonito, me ha encantado leerte Leslye. Este sentimiento de posesión es demasiado pesado, y aunque es cierto que `por la tradición cultural nos puede parecer que todas queremos tener o poseer, realmente esa posesión está llena de miedos y limitaciones y además para mi es demasiado agotador. Creo que el trabajo es ir fluyendo y saber que no puedes controlarlo todo, que es imposible y que lo mejor es autoconocerte, conectar contigo y ser más tú cada día que pasa. Algo que sin duda requiere de trabajo y esfuerzo, pero que vale mucho la pena.
ResponderEliminarCami, muchas gracias por tus palabras. Como bien dices, el autoconocimiento es fundamental. Conocerse es un proceso tan bonito y comienza con identificar aquellos elementos que nos generan bienestar y sufrimiento, Poseer nos hace sufrir y nos limita, pero al observar y aceptar su presencia, nos hace mujeres valientes y poderosas, con las herramientas suficientes para poder trabajarlo y superarlo. Te mando un abrazo grande.
EliminarGracias por tu comentario Odina y por apreciar el relato de Leslye que ha construido con majestuosidad haciendo ver que la posesión es querer controlar la nada y que eso nos causa una gran frustración cuando somos una de estas mujeres. Un gran abrazo.
Eliminar¡Qué pánico cuando las cosas no salen como está previsto! Lo cierto es que una vida así se mantiene en un equilibrio tan frágil que está permanentemente a punto de quebrarse. De ahí la necesidad de muchos rituales, que proporcionan una idea ficticia de control. Como ya dicen las compañeras, todas sabemos algo de esto. Y la solución, darse cuenta. O que el sufrimiento se encone hasta tal punto que duela (otra manera de darse cuenta, aunque mucho más dramática y fatigante).
ResponderEliminarGracias por traerla, Eliana; y a ti, Leslye, gracias por tu aportación. Abrazos en ambas direcciones.
Gracias a ti Marian por tus palabras siempre tan certeras y que apuntan a una reflexión auténtica, yo aprecio mucho tus comentarios y valoro que estés presente en este proyecto en todo momento, tus palabras alimentan cada relato de forma maravillosa y eso es algo que te agradezco infinitamente. Abrazos.
EliminarHola Eliana! Creo que todas tenemos cierto grado de controladoras y va más por la sociedad en la que vivimos.
ResponderEliminarSiendo una mujer posesiva creo que tentamos en la situación de alejar a las personas a nuestro alrededor porque muchas veces no podrá controlar todo y eso la hará sentirse frustrada con el mundo y obviamente al ser posesiva de carácter fuerte lo gritara al mundo.
El amor a uno mismo es importante para vivir desde aquella libertad emocional que se busca, para vivir sin apego y para evitar controlar absolutamente todo a su alrededor.
Abrazos!
Exactamente Gabriela, lo has explicado de forma grandiosa, y es que sin amor propio no llegamos ni a la esquina, además, sin amor propio no podemos detectar nuestras carencias y en el caso de la mujer posesiva no podremos saber cuánto daño nos hace. Un abrazo.
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