Puede que durante un tiempo hayamos sido una mujer permisiva, pero luego despertamos de ese letargo y dejamos de
cederles a algunas personas nuestro poder para que se aprovecharan de nosotras.
Luego pudimos haber pasado por un tiempo de bastante estrés y
depresión y pudimos habernos convertido por una temporada en una mujer ansiosa.
Tal vez tuviste una que otra mala relación y con el tiempo en vez
de convertirte en una mejor persona sucede que cada vez fuiste más dependiente, controladora y posesiva
Es probable que por situaciones que fueron muy duras para ti te
volviste una mujer intolerante y
ahora eres muy estricta y poco flexible.
Quizá en tu adolescencia estuviste lidiando con una muy baja
autoestima y a pesar de que has trabajado mucho en ti misma, te sigues
sintiendo una mujer insegura.
De seguro has sido todas estas mujeres y no has sido ninguna,
algunas las dejaste en algún punto del tiempo y con otras sigues batallando día
a día.
Si te pones a escuchar tus pensamientos te podrías dar cuenta que
en tu mente hay muchas voces, es como una reunión de mujeres donde todas se
sientan a tomar el té, pero parece que sus tazas no se vacían nunca.
Ellas están allí como unas parlanchinas opinando de ti todo el
tiempo, a veces puedes escuchar a la
mujer pesimista decir: estás jodida amiga, ya verás que por tus malas
decisiones te vas a quedar más sola que la una.
Otras veces la mujer
conflictiva rezonga y te dice en un tono de voz un poco alto que no te
quedes callada y que te lleves a todo el mundo por el medio.
También puedes tener a una mujer
sumisa dentro de ti que te dice que no deberías hacer esto o aquello para
no perder la aprobación que tanto te ha costado conseguir del otro.
Cuando te das cuenta que dentro de ti resuenan todas esas voces,
que están todos esos roles moviéndose y
tratando de imponerse ante tu personalidad, es cuando comprendes que el
problema nunca ha estado afuera y hasta te cuesta creer que hayas sido tú la
persona tóxica de tus fallidas relaciones.
Pero más allá de esta tertulia incesante y de estas voces a veces
atormentadoras, hay una voz interior que
susurra mientras que todas estas voces gritan, y la única forma de
escucharla es aquietando la mente y haciendo silencio para saber realmente
quién eres e ir a ese lugar tan grandioso que muchos llaman autoconocimiento.
Pero para llegar allí tienes que reconocer primero estos roles
internos dentro de ti, sentarte en esa mesa del té y escuchar lo que la mujer frustrada le dice a la mujer inconforme, o
tal vez observar a la mujer sumisa dejar
que la mujer perdida le diga al oído cosas de ti, creencias limitantes de las
que ya no quieres ser partícipe.
Es sentarte en esta mesa y revelarte ante ti misma sin fachadas ni
tormentos, sabiendo que el autoconocimiento
es doloroso porque consiste en identificar estos roles internos y hacerle cara
a una mujer detrás de todas esas mujeres, una mujer que prefirió esconderse
tras mentiras y secretos para que nadie diera con su verdadera esencia, ni
siquiera ella.
Descubrirte a ti misma significa quitarte muchas máscaras, y al
despojarte de esas vestimentas, te das cuenta que te volviste una mujer desmotivada porque también fuiste
una mujer inconforme, o que
preferiste ser una mujer impulsiva
para no mostrarle al mundo que también has sido una mujer culpable.
La idea es caminar por la vida sin ningún motivo para volver a
sentirte una mujer que entregó su responsabilidad para convertirse en víctima, intolerante o herida, dormida o desdichada.
Hay muchas mujeres dentro de nosotras,
unas más impositivas que otras tratando de llevar la batuta en nuestro interior. Mujeres que hemos sido y hemos
dejado de ser, mujeres que asumimos y que soltamos, mujeres que llevamos
adheridas a nosotras a través del tiempo y que hasta hemos heredado de nuestras
madres y ancestras.
Son tiempos de angustia en los que no es difícil sentirse una mujer agobiada, pesimista y ajena al
éxito que pareciera alcanzaran otras mujeres mientras nos volvemos mujeres autosuficientes por no aceptar
la ayuda de nadie.
Solo hay que sentarse e identificarlas y reconocerlas, tal vez
esto nos lleve tiempo, pero una vez que volvamos la mirada hacia adentro ya
estaremos dando un paso hacia el autoconocimiento, sabiendo que dolerá cuando nos conozcamos profundamente, pero
valdrá la pena cuando salgamos a la calle y ya no tengamos que volver a ponernos la máscara de cualquier rol
interno.
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Si te interesa profundizar en este tema te recomiendo ver el siguiente video donde he reunido a 24 mujeres que
conozco personalmente para conversar sobre los roles internos
de la mujer, a cada una le hice
la misma pregunta pero enfocada en estos diferentes roles, ellas exponen desde
sus diferentes edades y experiencias conceptos y puntos de vista sobre diversos
tipos de mujeres.
Mujeres que
podemos ser cualquiera de nosotras, mujeres que son parte de nuestro entorno,
que se sientan a nuestro lado en el bus, en la oficina, tu compañera de clase,
tu vecina, tú misma. Puede que no te
hayas puesto a pensar en estos roles internos, pero existen, los vivimos a
diario, afectan nuestra cotidianidad, tanto si eres una de estas mujeres o
si convives con alguna de ella.
Esto con el propósito de identificar estos roles y
descubrir el sentir de tantas mujeres que justo ahora están ahogándose con sus
propios pensamientos y procesando roles internos.
Ve todos los relatos aquí
No puedes ir por la vida con la mente abierta y el corazón encerrado.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) 2 de febrero de 2017
Fui sumisa
ResponderEliminarFui fuerte
Fui rebelde
Fui cariñosa
Fui frágil
Fui en momentos diferentes una mujer con roles muy distintos.
Alguna situación sacan lo mejor y lo peor que llevamos dentro.
Hemos llegado a asumir tantos roles en nuestras vidas Alexa, que si no hacemos el camino hacia el autoconocimiento nos podemos llegar a perder entre tantos roles, y que bien es reconocerlos y saberlos dentro de nosotras para poderlos gestionar. Saludos.
EliminarHola guapa. Me ha gustado mucho leer tu artículo, nunca lo había visto de esta manera y tienes toda la razón. Tendré que reflexionar sobre el tema y reconocer a las distintas mujeres que hay dentro de mí para poder sacar lo mejor de mí al mundo. Me ha encantado el vídeo, muy interesante. Besos.
ResponderEliminarMaria gracias por este lindo comentario y por apreciar no solo la lectura, sino también el video.
EliminarNuestro trato habitual con las personas que nos rodean es con frecuencia artificial e indiferente, como un ritual falso y poco sensible. Entre nosotros se erige una muralla insalvable de cosas que nos separan, de prejuicios y malentendidos, que se interponen como verdaderas paredes que nos condenan a la soledad, a esa tumba y oasis que entierra nuestras completas aspiraciones e ilusiones. Todos estamos predestinados a la soledad, tarde o temprano, pero hay quien llega a ella sin premeditarlo, sin que todavía le corresponda porque no la ha elegido, por la desaparición o muerte inesperada de un ser querido, y entonces es muy duro aceptarla como conviene.
ResponderEliminarPor eso hay tanta soledad en la sociedad actual, de personas que son fracasadas y abandonadas, en sus matrimonios y trabajos, que tienen mucho miedo a relacionarse por temor a volver a fracasar, y que intentan reconstruir su vida después de una ruptura sentimental sin conseguirlo, la mayoría de las veces traumática. También existe un cierto pudor para aceptar la soledad, porque es duro de vivir con nosotros mismos solos, no sabemos convivir sin compañía y nos deprimimos, no lo hemos aprendido, ni con los padres ni en la escuela. Por no saber sobrevivir a la rutina, al tedio y a la repetición, por lo que es preciso saber cambiar de costumbres continuamente, aunque se hagan las mismas cosas, es decir, hay que procurar hacerlas de diferente forma y novedosamente. Se puede ser feliz en soledad, pero necesitas tener una inteligencia bastante desarrollada para no dejarse influenciar negativamente.
La soledad siempre debe ser temporal y transitoria, como algo elegido en determinados tiempos y circunstancias, y saber distinguir cuándo es traumáticamente forzosa y cuándo no lo es... Podemos cambiar las relaciones por la soledad en momentos de reflexión, de intropescción, para conocernos más a fondo y para hallarnos sinceramente con nuestra identidad propia. Siempre existe un tiempo para comunicarnos con los demás y otro en el que necesita de la soledad para establecer contacto con lo más profundo de nosotros mismos. Así que debemos de dialogar con nuestros miedos, no podemos ignorarlos ni quedarnos bloqueados por ellos. Por eso es conveniente que en determinadas ocasiones elijamos la soledad, pero que podamos salir de ella cuando queramos. En definitiva, hay que nivelar los tiempos en que comunicarse socialmente, y los momentos en que dedicarse a pensar en plena soledad, y estar con nuestros fantasmas y nuestras propias cosas.
De ahí que al menos una vez en la vida, aunque pueda ser doloroso al principio, debemos perdernos en la angustia de la soledad, y experimentarla, aunque sea a veces incierta y aburrida... Y es así como descubriremos que dependemos completamente de nosotros mismos, para conocer nuestras capacidades potenciales sin influencia de nadie.
ARTURO KORTÁZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA ©
Wow un gran comentario sin duda Arturo, gracias por dejar este grandioso aporte y esta reflexión tan llena de verdades, este es un blog dedicado a la mujer, pero que bien tener la mirada y la opinión masculina dentro de estos posts.
EliminarUn gran abrazo y bienvenidos siempre tus comentarios.
Felicidades Eliana.
ResponderEliminarCuando hablas de los roles internos, me viene a la mente las mascaras que nos vamos poniendo, como la ropa en invierno.
Nos vamos abrigando con el frio y vamos añadiendo cada vez una capa más.
Pero con el tiempo ese calor asfixia y hay que ir quitándolas nuevamente.
No se hace de un día para otro y cuesta mucho pero cuando te permites verlas ya tienes la mitad del trabajo hecho.
Eso nos vas enseñando tu, con "mujeres que aprendieron a querer"
Gracias de nuevo
Un abrazo
Gracias Virginia por tu comentario y la comparación de los roles en cuanto a la vestimenta del invierno, es más o menos así, capas y capas protegiendo nuestra personalidad y pasa el tiempo y es difícil despojarnos de todas esas máscaras, el identificarlas es el camino inicial para despojarnos de ellas. Un abrazo.
EliminarHola Eliana! identificar los roles que tenemos como mujer, esas máscaras, como bien dices, no es fácil. Aunque es el paso para irnos descubriendo y por tanto transformando. Felicidades.
ResponderEliminarGran reflexión. En mi opinión hay que quererse más y ser sincero con uno mismo. Descubrirás que cada uno hay una persona maravillosa, el resto viene rodado. Estupendo artículo, me ha hecho pensar.
Gracias Adriana por tu comentario. Qué bueno que te ha hecho pensar, con el solo hecho de saber que mis palabras mueven algo dentro de cada quien, me siento satisfecha por eso, y claro que la sinceridad personal es la clave. Un abrazo.
EliminarHola Eliana, como yo digo, somos como las muñecas Matrioshka rusas. Llevamos dentro tantos roles, todo lo vivido, los años más importantes de la infancia y la adolescencia... Que maravilla el ser humano, tan complejo pero tan fascinante :D
ResponderEliminarUn abrazo fuerte,
Cristina
Gracias Cristina por tu comentario, es cierto lo de las muñecas rusas, hay tantas en nuestro interior, el primer paso es identificarlas, una vez hecho esto, el camino hacia adentro es más fácil. Un abrazo.
Eliminar¡Fue mi gran liberación en 2010 cuando leí a Jean Shinoda Bolen y su libro "Las Diosas de cada mujer"!
ResponderEliminar"Mis" mujeres se reunieron a tomar café y juntas tomaron una GRAN decisión ¡amarse con más fuerza!. Es parte de mi curso La Chispa de la Vida en donde explico en el paso n2 como desapegarnos de nuestra "pesada" identidad para empoderarse en los negocios y perder el miedo a las ventas, por ejemplo.
En mi caso convivo con Heidi (la juguetona), Paula (la seductora), Towanda (la revolucionaria), Irma (el ángel) y la recién incorporada Maya (la escritora). Es la parte más sorprendente de mi curso de 10 pasos. ¡A casi todos los alumnos les encanta descubrir los distintos roles que tenemos desde una sola identidad.
Liberarme de ella y darle, desde entonces, alas me permite perdonarme con más facilidad, aceptar que estoy en el buen camino aunque mi mente no lo entienda y muchas cosas más.
También me leí los Dioses de cada hombres para entender mejor los roles de mi marido. ¡100% recomendado!
Genial Ana eso de ponerle nombre a cada una de esas mujeres que llevamos dentro e identificarlas y amarnos entre todas y apoyarnos entre todas, tomar el café con ellas cada tarde y saber que están allí a nuestro favor y no en nuestra contra. Un gran abrazo y gracias por este grandioso comentario.
EliminarHola Eliana, últimamente reflexionaba sobre el "verdadero yo", y es que somos tantas mujeres a la vez... y con nuestras experiencias seguirán naciendo nuevas facetas que hoy ni imaginamos. Algunas de estas mujeres nacieron en malos momentos o tras "malinterpretar" lo que estaba pasando. Y darse cuenta de ello es liberador.
ResponderEliminarEn ello estoy, muchas veces confundida :)
Gracias por esta reflexión.
Gracias a ti Ana por pasarte por aquí y dejar este lindo comentario, por tu reflexión y por comprender que estas mujeres conviven con nosotras, solo hay que identificarlas empoderarnos y convivir con ellas en amor y respeto. Un abrazo.
EliminarEs verdad que todas las personas, no sólo las mujeres, poseen en su interior diferentes personalidades; sin embargo, la sociedad nos enseña y obliga a usar cada una dependiendo de las circunstancias. Es un interesante estudio el reconocimiento de todas esas voces latentes. Muchas gracias. Un saludo.
ResponderEliminarGracias a ti Raquel por pasarte por aquí y dejar este comentario, muchas mujeres en nuestro interior queriendo destacar y sobrevivir en amor. Un abrazo.
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