Hoy en mi despertar he
sido capaz de mirar atrás y darme cuenta la mujer dormida que vivió en mí
durante años, como
creció y cuáles eran sus creencias y qué la hizo “vivir dormida durante tanto
tiempo”. Todo comenzó desde su infancia.
Desde
muy niña traté de estar a la altura de lo que se esperaba de mí. Mis padres me
asignaron un papel de mucha responsabilidad en la familia a pesar de mi corta
edad y me esforzaba cada día por superarme.
No
era buena estudiante, mis padres y hermanos siempre hacían alusión a “mi mala
cabeza” y a lo despistada que era. Y así
crecí creyéndome todo eso que decían de mí y sintiéndome inferior en la
escuela, poco inteligente.
Ahora
entiendo mi lado rebelde a medida que pasaban los años, era una coraza, una forma
de protección.
Estaba
muy flaquita, me decían “palillo”, no tenía curvas, no atraía a los chicos y
mientras todas mis amigas ligaban porque “estaba buenas”, cómo solían decir, yo
soñaba con que algún día alguien se fijara en mí y tendría un novio como ellas.
Crecí
llena de complejos, sin sentirme atractiva y plenamente mujer. No mostraba mis
dientes al sonreír porque sobresalían y estaban torcidos, y me avergonzaba de
mi cuerpo porque tenía poco pecho.
Me
enamoré muchas veces, tantas como los rechazos que tuve. Sufría y me sentía
poco valiosa. Esto me llevó a sentirte muy sola y a tener desde muy joven
muchas creencias acerca del amor y de los hombres.
Fui
transformándome para adaptarme al tipo de mujer que debía ser, más fina y
elegante. Cambié mi forma de vestir, mi pelo, mis andares y logré integrarme y
ser aceptada. Y la vida “me premió” con un novio que se fijó en mí y que luego
fue mi marido. Qué afortunada me sentí porque me eligió entre tantas
admiradoras que tenía, a pesar de ser yo una chica tímida y de no abalanzarme a
él como hacían las demás.
Me
se sentía privilegiada. Había hecho bien los deberes siendo buena persona y
ahora tenía su recompensa, un hombre que se quedara prendado de ella, por ser
tan especial. La vida le estaba dando mucho más de lo que lo que podía esperar.
Cumplí
las expectativas como mujer y madre.
Viví una crianza y lactancia maravillosa de profunda conexión de amor
con mis hijos, con una lactancia prolongada, que incluso me llevó durante
varios años a ayudar y acompañar de manera altruista a otras mujeres en sus
procesos de lactancia y crianza. Pero mientras vivía una intensa maternidad,
entregada a la crianza de apego, dormía mi esencia de mujer.
Un día la mujer dormida
comenzó a despertar, y cerraba la etapa asumiendo un rol de madre entregada, comprometida al cien por cien, y que
no tenía vida para sí puesto que priorizaba la ayuda y el servicio a otras
mujeres y la atención a sus hijos y a su marido.
Hacía tiempo que lo
sentía, como si “una mujer dormida”, aletargada durante tiempo, esperase
despertar. Sentía que
cada vez se ahogaba más en su jaula, necesitaba… no sabía qué exactamente,
quizás era solo “sentir” “SER. Creía haber culminado una etapa de su vida. Que
lo había dado todo y al llegar a la meta, no se sentía plena y feliz como
esperaba. Algo le faltaba. No se atrevía a quejarse, tenía miedo, aunque era
infeliz.
Con
43 años, después de muchos años de vida familiar, entregada a mi papel de buena
madre y esposa, sentía que se despertaba mi esencia de mujer, con mucha luz, brillo
y belleza… Ello distanciaba cada vez más al que había sido mi acompañante y
amigo y en los últimos años y que en tantas ocasiones parecía mi padre.
En
esa vida me había convertido en una mujer frustrada, histérica…me
escuchaba y no me gustaba, no me sentía bien conmigo misma y en el tipo de
madre que me estaba convirtiendo y necesitaba huir de ahí, no quería ser la
“típica madre gritona, mandona…” que se sentía infeliz con su vida y lo pagaba
con sus hijos. No me reconocía en ese papel y terminaba mis días agotada.
En
mi matrimonio se había perdido la conexión, los años, la rutina, necesidades
sin cubrir, habían desgastado la relación.
Me
sentía atada, no era libre, no tenía espacio en mi propio hogar, mi marido
estaba lejos de mis valores y mis necesidades y me sentía atrapada en una casa,
en una relación, en una vida que ya no me hacía feliz.
Me
había ido desgastando poco a poco y aunque sentía bullir dentro de sí una niña
inquieta, nerviosa, jovial, dulce y rebelde a la vez…no sabía por dónde escapar
de ahí. Lo di todo y me quedé vacía. Había llegado a la meta tan ansiada, pero
en esa meta no sentía que había nada para mí, ningún premio, ni regalo, ni
compensación.
Hasta
que aquél día irrumpió de forma explosiva la mujer que rompía con todas sus
creencias, para sentirse de nueva bella, sentirse mujer.
Ese
día especial, en el que cuidé cada detalle de mi look para sentirme guapa y demostrarme
a sí misma que todavía era joven y con un buen físico para lucir y sentirse orgullosa.
Arreglé las uñas, el pelo, me maquillé, y me sentí especial. Como jamás antes
me había sentido. Una mujer, seductora, guapa, sensual… Anhelaba verme capaz de
ello y habían tenido que pasar 43 años de mi vida para sentirlo. Me lo demostré
a mí misma sobre todo y mi marido, lejos de admirarme por ello, se volvía
celoso, desconfiado.
Aquél
día mi vida cambió. Los años lejos de apagar mi belleza, la habían esculpido,
me habían hecho mujer y aunque permanecí
dormida mucho tiempo, una energía mágica en el universo impulsó mi
despertar.
Terminaba
una etapa de mi vida en la que había cumplido a la perfección el papel de madre
y buena esposa y despertaba en mí una
mujer transformada, segura, que quería vibrar en el universo desde ahí, y
descubrirse e inspirar a otras mujeres. Una mujer madura, pero despierta,
atractiva, magnética y con muchísima energía.
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Irune es coach personal, experta en ruptura
y crisis de pareja y ayuda a mujeres divorciadas, separadas o que atraviesan un
proceso de crisis o ruptura de pareja con su blog personal, el cual
es muy femenino y en donde el tema sobre separaciones y superación personal es
la esencia.
Nos
regala un relato espectacular con el que no es difícil identificarse y hasta sentir
que fue escrito para ti desde su inicio hasta el final.
El mundo está lleno de
mujeres que están despertando pero también está poblado de mujeres que siguen
dormidas dentro de sus propias vidas,
mujeres que han perdido la ilusión de vivir por creer que nunca saldrán del
hueco profundo en donde se encuentran.
Las mujeres dormidas también
son mujeres que necesitan ayuda y asesoría, pero muchas veces no saben cómo buscarla o dónde
encontrarla, es por ello que el crear posts como este, o proyectos donde estén involucradas
muchas mujeres o comunidades de apoyo
como la que tiene Irune en Facebook, es propicio para ayudar a despertar a
muchas mujeres que se encuentran en este letargo.
Nuevamente
he acertado entre mis escritoras invitadas porque Irune es de esas mujeres que
le gusta ayudar a otras mujeres, yo la percibo muy llena de energía y amable, carismática
y alegre, y con tono dulce te comparte sus experiencias a través de sus videos
y sus escritos.
Esa sensación tan extraña cuando justo has llegado al futuro y no poder decirle a tu pasado que todo irá bien.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) 4 de diciembre de 2017
Me siento feliz Eliana por darme la oportunidad de compartir en tu blog, donde he podido disfrutar de historias de mujeres maravillosas y de la tuya propia a través de tus post.
ResponderEliminarEs un honor para mí que me hayas abierto tu casa y sentirme parte de esta comunidad de mujeres, que inspiramos y ayudamos en el despertar de muchas otras, desde nuestra esencia, nuestro corazón y nuestras propias vivencias personales.
Un abrazo enorme y felicidades por tu blog, por tu labor, por tu forma de escribir, de compartir, por tu generosidad y por inspirarme y enseñarme a mí también.
Un abrazo enorme.
Pues el honor y el placer han sido todos míos mi querida Irune, gracias por dejarnos un relato tan hermoso y auténtico que refleja a una muejer que supo cómo despertar a la vida, me encanta que hayas aceptado la invitación y que seas ahora una de las autoras de las mujeres que aprendieron a querer. Abrazos.
EliminarLas mujeres dormidas, las princesas de los cuentos, las que se saltan la vida. ¿Qué sueños profundos necesitan aún? ¿En qué abismos han establecido sus residencias? Suerte que los procesos son inevitables y tarde o temprano vemos que no es el príncipe quien las despierta -aunque contribuya-, sino la niña tanto tiempo desatendida que vuelve al rescate; la niña que llama, la que busca, la que empuja a que su adulta tome medidas. La inquieta, nerviosa, jovial y rebelde, como dice Irune.
ResponderEliminarLas que salieron del letargo siempre esperan, como también dice Irune, o en forma de comunidades de apoyo o en calidad de compañeras; como las que se dan cita este blog. Es una reconfortante noticia.
Abrazos, compañeras, desde la luz oblicua de este otoño peninsular.
Hermosa mi querida Marian siempre con estos comentarios que dan deleite leer, tienes mucha razón, la niña que está dentro que pide ser tomada en cuenta detrás de esta mujer dormida de la vida. Mujeres unidas es lo que promuevo en este blog, mujeres que están despertando y mujeres ya despiertas que ayudan a otras en sus amaneceres. Gracias por estar aquí y ser una de estas maravillosas mujeres. Un gran abrazo.
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