La
mujer ansiosa se levanta, es lunes, mientras prepara desayuno, piensa
"hoy lo haré bien, comeré sano, iré al gimnasio... si hoy sí".
Piensa: "Vaya finde de evasión", “creo que he bebido más de
la cuenta y he descansado poco”.
De fondo, las noticias…”Uf, no hay nada bueno”. Su mente “rumiadora” ya está en otro lado. “Uf, mi jefe,
es un petardo, no lo soporto, qué de horas me esperan hoy”.
Se ducha y sale de su casa hacia el trabajo…se siente
mal, no sabe por qué, se impacienta, se siente ansiosa. Ya quiere que llegue la
noche… su mente está en ese futuro
incierto que no llega.
Piensa: “mi vida no tiene mucho sentido”, es todos los
días lo mismo. Es más, me siento hasta mal por sentirme mal, me siento desagradecida.
¿Por qué teniendo tanto me enfoco en todo
lo que me falta? … ¡Uf, no me aguanto!”
En el trabajo, su jefe tiene un buen torrente de voz. La
llama. “No puedo con él. ¿Cómo puede chillar tanto?, me molesta que grite,
bueno, también me molesta cuando habla mi padre, habla igual, grita…umm, a ver
qué rollo pide ahora”.
Sigue trabajando, su cuerpo está sentado allí, pero su
cabeza está en otro lado.
Hoy no sabe muy bien qué le pasa, pero no puede más, su situación actual le genera mucha
ansiedad. Tiene ganas de llorar, se
siente triste, enfadada, mal, vacía, tiene un gran malestar interior… y esa
sensación, sabe que no trae nada bueno, ya que calmará, con otras cosas, con
atracones de comida, comer sin sentido y sin control, y que luego hace que se
sienta como una verdadera “mi…”.
Se toma un café, lleva ya varios. Mientras su mente
pensante, su “pepito grillo” sigue, y sigue: “Qué me pasa? ¿por qué no puedo
ser feliz? ¿por qué no puedo disfrutar más de las cosas? ¿por qué tengo tan
mala suerte? Nada me sale bien, nada sale como yo quiero. Fíjate mi amiga Ana,
la tía, conoce a chicos por todos lados, qué facilidad…y mis amigas de facultad
todas están felizmente casadas, con sus peques, ganan bien… ¿y yo por qué no?
…no lo entiendo, ¿mi vida será así siempre?... ¡Pues vaya asco de vida!
“Y encima mi madre, que pesada, acabamos siempre
peleándonos...”
La mañana pasa, cada vez se encuentra peor, lo siente en
el pecho, en la barriga. “Qué ganas de llorar, gritar”.
Sale del trabajo, se va a nadar, a desfogar, esa perfección y exigencia que lleva consigo
cuesta, no la deja. Esa necesidad de cuidarse, de tener ese cuerpo, esa
pareja…quiere ser la mujer perfecta.
Se hace 40 largos en la piscina, se ducha y se va a
comer.
Llega a casa, corriendo, pone pescado en la plancha y prepara
una ensalada. Como se ha mudado hace poco, no tiene aún muebles, no tiene mesa.
Así que, coge su bandeja que pone en las piernas.
No le entra la comida hoy, se siente con mucha ansiedad, no puede controlar lo que le está
pasando, lo que está sintiendo en este momento.
Mira ese pescado en el plato, es una dorada. Y de repente…
rompe, rompe a llorar…un llanto que sale desde muy dentro, no es normal. Llora
desconsoladamente, el pescado podría salir nadando, si no sale, es porque está
muerto. Así se siente ella, muerta en vida.
Llora y llora…pero…esta vez, conecta con ese vacío, con esa ansiedad, esta vez, no la llena con
nada, se sumerge en esa emoción, se dejar sentir, se deja ir, empieza a
soltar. Se permite vivir la experiencia que está teniendo lugar sin salir
corriendo…se siente como una niña pequeña, como si de repente, su niña interior
la hubiera invadido, y su adulta la escuchara.
No se mueve, solo llora, mira el pescado y así, se queda
hasta que se vacía del todo, no queda nada más, han pasado tal vez horas… no lo
sabe, el tiempo se ha parado.
De repente, se da cuenta, que hay algo más. El enfado no
es con su jefe, no es con su madre, no es con las personas que le rodean, no es
con el mundo.
“¡Guau! El enfado es conmigo, sí, conmigo misma…no me
aguanto yo…jajajaja”. Empieza a reír, llora y ríe… ”Dios, parezco una loca”…jaja.
Se
da cuenta que algo está sanando en su interior. Y que tiene que tomar una
decisión vital. Tiene dos opciones, la primera no es viable (“¿me tiro
por un puente?”) y la segunda, es empezar a tratarse bien, hacerse su mejor
amiga, empezar a pasar más tiempo con ella, empezar a mimarse, cuidarse,
respetarse…
Siente como un despertar. Y piensa, “en este viaje de la vida, lo único que tengo claro, es que estaré
conmigo misma hasta el final, la gente entrará y saldrá de mi vida, pero yo
conmigo hasta el final…” “¿y si cambio la relación conmigo misma?”
“Si no me empiezo a llevar bien conmigo misma, a cuidar
mi cuerpo, mi templo, mi “vehículo en este viaje”, el viaje se me va a hacer
pesado, tedioso, largo, no lo voy a disfrutar”.
Algo está sanando, se da cuenta, que la búsqueda no tiene
sentido, ese buscar fuera esa felicidad, no está fuera, es más, está en ella,
depende de ella…
Se empieza a sentir ligera, tranquila, una paz interior
empieza a invadirla…y esa aceptación a todo, a este momento, a su cuerpo, a
ella, a su historia pasada, le hace que se calme. De repente un ruido, la
interrumpe, es el timbre de la puerta.
Llaman a la puerta. Es su hermano, él viaja
constantemente. Ella siempre ha envidado su felicidad, su simpleza, su desapego
por todo. ¿Casualidad? No sabe.
Su hermano la ve, le pregunta sorprendido: “¿qué te ha
pasado? ¿estás bien?”
Ella le cuenta, le dice que no se siente bien, ni feliz...
le cuenta. Se sientan los dos en el suelo, en una alfombra. Él flipa, claro, él
no entiende nada, piensa que todo es más fácil, más simple, que la complicada
es ella, que deje de buscar, que todo es perfecto. Y le dice, además: “hermana,
eres muy desagradecida, lo tienes todo para ser feliz en este momento”.
Ella asiente, es verdad, ahora, si lo siente así… algo ha
pasado, algo ha sanado. Siente, que hay un antes y un después, que ya nada será
igual… y sobre todo le invade un sentimiento de alegría interior, de calma y de
agradecimiento a lo que es. Todo es perfecto, no puede ser de otra manera.
Él le explica que se va de viaje con una ONG a
Sudamérica. Y ella escucha magia: “¿te quieres venir? Es un mes, déjalo todo,
vente. Te vendrá bien, para reconectar contigo, para ver, como personas que no
tienen nada, son felices…“
Guau, su hermano, la invita a acompañarlo, nunca antes lo
había hecho. Llora, y llora. “Si me voy”, ¿qué hago? ¿cómo …?...
Él le explica, le pide una sola cosa: “vive, vive la
experiencia, ocúpate de hoy y deja ya ese pasado, deja esa búsqueda que no
llega porque está en ti, el viaje será duro, estarás con niños desnutridos, no
hay nada, estaremos en medio de la nada” …Así que disfruta de cada momento,
como llegue. Permítete sentir.
Así
fue, como la mujer ansiosa, se encontró con ella misma, soltando, reconectado
con ella y con la vida…
Cerró ese capítulo y se puso en apertura para escribir
uno nuevo. Agradecida, ya que esa desesperación, esa ansiedad, le hizo tocar
fondo y reaccionar. Todo un regalo, como la vida.
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May Morón es coach
personal y experta en nutrición emocional y hábitos saludables, tiene un blog
que está enfocado en Salud & Bienestar, en
el cual escribe sobre emociones, pensamiento positivo, vida saludable y
deporte, así que invitarla a escribir sobre la mujer ansiosa era más que obligatorio para que participara en
este proyecto de mujeres que aprendieron a querer.
Ella nos entrega a una típica mujer moderna con un
lenguaje interno extenuante, una mujer
totalmente desenfocada del momento presente cuya ansiedad la lleva consigo a
todas partes, enojada con el mundo, pero éste enojo no es más que un
reflejo de su mundo interno manifestándose en todo momento.
No deberíamos creerle a lo
que la ansiedad nos dice, nos critica y nos habla mal de los demás, nos
hunde en el miedo y en los no deberías, se instala a vivir en nuestro estilo de
vida y nos hace sentir que no valemos nada hasta que la identificamos y nos
damos cuenta que no somos ansiedad, sino que somos grandeza escondida debajo de
capas de angustia.
Me encanta tener a May entre mis escritoras invitadas,
ella se define a sí misma como una mujer inquieta, constante, apasionada y
sensible, y eso lo puedes percibir en sus posts, irradia muy buena energía cuando
la lees y sientes que justo estás frente a una mujer grandiosa que se ha
reinventado a sí misma.
Aquí te puedes descargar su primer capítulo del libro ¿De
qué tienes que desprenderte para adelgazar?
El mundo está lleno de personas que están lejos.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) 21 de mayo de 2018
Mil gracias, Eliana...me ha encantado compartir un poquito de mi historia, ahora ya pasado.
ResponderEliminarBesote
Ha sido todo un placer tenerte como escritora invitada May, gracias a ti por aceptar la invitación.
EliminarPersonalmente aprecio mucho un texto de este tipo en forma de ficción. Es como esa máxima o viejo mantra que preside las clases de escritura: "muestra, no cuentes". Es decir, cuenta, pero mostrando al personaje en acción. Es muy fácil reconocerse en ese pensamiento errático y disparado (y la que esté libre, que tire la primera piedra). ¡Ay, la ansiedad, qué mala amiga! Se hace con el mando de la casa, secuestra las llaves y no abre ventanas ni para ventilar.
ResponderEliminarGran relato, amigas. Gracias ambas, a May por escribirlo, y a ti por difundirlo. Abrazos desde la serenidad.
Que deliciosa es la serenidad Marian, y en tu comentario se perciben muy serenas tus palabras, y la verdad que es difícil escaparse de la ansiedad al menos alguna vez en nuestras vidas, secuestra las llaves y secuestra la calma, es una odiosa a la que tenemos que tratar con mucho cuidado.
EliminarSiempre es un placer tenerte en los comentarios mi apreciada amiga.
Qué buena historia nos ha traído tu invitada este mes, May me encanta cómo se describe "experta en nutrición emocional ", una pasada. Y bueno, su historia nos presenta una mujer que desde luego tuvo que tocar fondo para ver que habían otras maneras y es que normalmente es así, tenemos que llegar al final de todo para ver las cosas con más claridad...
ResponderEliminarGracias Diana por estar nuevamente aquí entre estos roles, me encanta tener tu comentario y que disfrutes de lo que cada escritora invitada nos va aportando, un gran abrazo.
EliminarYo antes era así, pero una enfermedad me hizo ver lo que realmente es importante en esta vida y me hizo cambiar el chip completamente.
ResponderEliminarPero creo que este post le puede venir muy bien a mucha gente, para que cambien el chip, porque es muy importante.
Gracias Ali por tu comentario, y sería genial que este relato llegue a muchas mujeres, ese es el objetivo principal de este proyecto de escritoras invitadas.
EliminarHola Eliana. Que perfecta representación de la situación de tantas mujeres en nuestros días. Ese gran vacío que sentimos aunque lo tengamos aparentemente todo, ¿verdad? Además conozco a May Morón y voy siguiendo su trabajo. Me gustan estos relatos porque además te ayudan a meterte en la historia y te da ganas de saber más y más :) Un abrazo! Cristina
ResponderEliminarCristina que bien que conozcas a May, eso quiere decir que disfrutaste mucho más del relato, y como bien dices, no es difícil identificarse con este rol de mujer, muchas de nosotras alguna vez fuimos una mujer ansiosa.
EliminarNunca me había identificado tanto con un texto, ahora ya no estoy en ese lugar pero sí estuve ahí hace unos años de mi vida, y fue tan duro porque como lo retratas estás enojada con todo, la ansiedad no se debe tomar a la ligera y al menos conmigo lo pude superar con tratamiento, gracias por compartir!
ResponderEliminarSandra que bien que te hayas identificado y que bien que ese episodio ya no sea parte de tu vida, yo también fui una mujer ansiosa en alguna oportunidad y sé perfectamente que uno la pasa fatal. Saludos.
EliminarHola Eliana, como siempre me transmite mucho leer estos relatos porque cuántas veces he sido ese tipo de mujeres. Hoy, me acordé de todos esos momentos en la que la ansiedad ha sido parte de mis días y hago todo corriendo, lo que al final del día no me ayuda ni a disfrutar mi presente ni a ser feliz. Así que me encantó poder ver la transformación de esta mujer en esta historia, porque así podemos transformarnos todas.
ResponderEliminarLuisa lo genial de estos relatos es que podemos identificarnos fácilmente con cualquiera de estas mujeres, tal como lo conversábamos la otra vez, la mujer ansiosa no escapa de ese tipo de mujer que alguna vez fuimos y que bien reconocerlo y verlo a través de estos relatos.
EliminarHola!
ResponderEliminarEs verdad que a veces la ansiedad juega malas pasadas. No permite disfrutar el aquí y el ahora. Uno vive corriendo y queriendo obtener metas sin disfrutar del camino. A veces, perdemos tanto la perspectiva. Tenemos tantas cosas para sentir felicidad y agradecer.
Siempre viene bien leer un texto como el que nos comparte tu invitada porque llama a la reflexión y a volver al eje.
Abrazo!
Florencia este es un texto que nos invita a la reflexión y nos hace ver que no estamos solas, que la ansiedad es algo que nos ha ocurrido a muchas y le sigue ocurriendo a otras.
EliminarHola!!, ha sido un excelente post, creo que las mujeres ansiosas vamos en aumento debido al estrés al que nos hemos sometidos por quedar bien en todo y hacerlo todo, por iniciar una guerra interminable de sexos, entre querer demostrar que somos mejores que los hombres, que todo lo podemos hacer y que somos perfectas, indispensables e irreemplazables, todo esto de cierta manera nos ha impedido disfrutar, soltar, delegar y principalmente ser mujeres plenas y libres.
ResponderEliminarSin duda es un excelente post Sharon y sin duda tú has dejado un gran comentario que invita a reflexionar, gracias por apreciar este relato y comentar.
EliminarHola: adhiero gran invitada. Y una situación con la que muchos podemos identificarnos. Más allá de las circunstancias como la independencia o dependencia laboral, géneros, etcétera. Todos vivimos en algún momento esta situación de querer librarnos pronto de las responsabilidades del día para relajarnos. Y además de que todo haya sido realizado correctamente, es una presión diaria. Que debemos limitar para no sentirnos agobiados constantemente.
ResponderEliminarExcelente comentario Reina, y definitivamente es una situación de la que muchas hemos estado presas y que bien leerlo de alguien más para saber que no estamos solas.
EliminarHola Eliana! Gran invitada excelente artículo de May me encantó leerla, es muy cierto muchísimas veces sufrimos por el pasado, por el presente y hasta por el futuro, sufrimos porque tenemos más de tres opciones y no vemos con claridad cual debemos tomar pero es por esas mismas ansias.
ResponderEliminarMuchas veces la mujer ansiosa vive esperando muchas cosas de los demás y eso es un grave error porque entonces la mayoría del tiempo vive frustrada, como bien dice en el artículo debemos vernos a nosotras mismas primero, conocernos y amarnos y ser agradecidas con Dios por cada día de vida, no debemos de olvidar que vivir con lo sencillo puede resultar en vivir mucho más felices.
Abrazos!
Que gran comentario Gabriela, gracias por dejarnos esta hermosa reflexión y por apreciar las palabras de May y llevarlas hacia tu sentir de vida.
EliminarHola, de verdad que tantos momentos con los cuales identificarnos, la mujer ansiosa describe mucho de lo que en alguna ocasión hemos pasado todas si no es que la mayoría de las mujeres, nos hace reflexionar y saber que no estamos solas, hay momentos en que nos sentimos así y sin embargo tenemos a un mundo esperándonos ahí afuera, me encantó leer esta reflexión. Palabras exactas para momentos justos. Gracias.
ResponderEliminarMarah me gusta eso de palabras exactas para momentos justos, y es por eso que yo adoro este tipo de proyectos de escritoras invitadas porque te traen diferentes perspectivas y distintas historias que te invitan a reflexionar y a saber que no estamos solas.
EliminarQue identificada se siente a veces con esta lectura, pues muchas de las angustias que presenta May se siente muy a menudo, ese deseo de llorar sin saberse porque, la ansiedad que causa ver que las cosas no salen como queremos o esperamos y ver que con solo salirse de la rutina tenemos para replantearnos la vida.
ResponderEliminarEs así Amparo, hay mucha razón en sus palabras, no es difícil identificarse con esta mujer ansiosa que nos refleja a cualquiera de nosotras.
EliminarUff!! Cuanto sentimiento junto en pocas palabras! Te hacer reflexionar y pensar en una misma.
ResponderEliminarCreo que muchas veces pasamos por la vida corriendo y no nos paramos a querernos más a nosotras mismas. Dedicarnos momentos a solas. Se acumula la vida y ni siquiera pensamos qué queremos, qué nos hace feliz o qué tipo de vida queremos tener.
Dejemos de pasar por la vida de puntillas y llevemos la vida que deseamos, que son cuatro días y hay que ser felices.
Gracias por la reflexión.
Gracias a ti por acercarte por aquí Mónica y apreciar las palabras de mi escritora invitada, que bueno que te invitó a reflexionar y a tocar un lado de tu sentir.
EliminarGuau,
ResponderEliminarme ha híper encantado. Me gustan las historias que te hacen quedarte con ganas de más. Y tengo ganas de saber cómo sigue la vida de esa mujer, ¿qué va a hacer para ser feliz?
Muchísimas gracias por un ratito de evasión con estas palabras llenas de emoción.
Gracias Eliana por traernos a May, que describe a una mujer, que por desgracia, es muy fácil encontrártela en tu círculo de conocidas.
Un abrazo a las dos.
Séfora.
Séfora lo genial de este proyecto de relatos es que podemos encontrar a distintos tipos de mujeres que son bastante común encontrarlas en nuestro día a día, y la mujer ansiosa no escapa de ello, una mujer con la que no es difícil identificarse y con este relato la podemos reflexionar. Gracias por tomarte un tiempo para leer y comentar.
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