En esta tarde
bella de la primavera ya casi no queda ni una huella de la herida que habitaba
en su interior. Parece que algo mágico le ha ayudado a transformarse por
dentro, aunque quedan algunas memorias guardadas muy profundas en su interior.
Son como las cicatrices que nunca desaparecen y dejan una marca en tu corazón.
Hoy me encantaría
compartir contigo una historia de la mujer sumisa que aprendió a amarse
que te puede servir de inspiración o también como un aprendizaje.
Tal vez has visto
esa mujer muchas veces. Es delgadita, con las ficciones muy finas, piel pálida,
ojos grandes y muy bellos. Da pena que casi siempre tiende a esconder su
mirada, bajando la vista. Parece que está buscando algo que es invisible para
otros.
Es una mujer que
suelen llamar sumisa. Cree que cuando está con alguien, en una relación,
la vida tiene más sentido. Aunque no se siente del todo feliz.
¿Te apetece
descubrir un poco más cómo se siente, cómo lo vive?
Ella no busca
destacar, su ropa es muy simple, intenta pasar desapercibida.
“A ver si no me
noten, a ver si no molesto a los demás”.
Sus gestos son
suaves y lentos, son casi sin sonido. Parece que vive, pero al mismo tiempo
no deja experimentar de verdad la vivencia, el sabor de la vida. Cómo si
tuviera miedo a algo y no se permite sentirlo. Como si todo lo que ocurre a su
alrededor es solo una preparación para algo más grande que todavía no se atreve
a enfrentar.
Si te has dado
cuenta una mujer sumisa todavía no ha abierto su esencia, no la
conoce, o tal vez, cree que no vale la pena descubrirla y se conforma con lo
que tiene ahora. Algo le siega a descubrir ese valor, ese don incalculable que
pueden hacer brillar desde el interior con una luz propia e imparable.
Es una mujer que
siempre vive en la sombra. Si tu la conociste alguna vez, sabes que es
un poco lenta y parece no tiene prisa para nada.
En algunos
momentos cuando se siente obligada a cumplir alguna petición, alguna tarea
pendiente se vuelve demasiado tensa, nerviosa, parece que acelera todo lo que
hace de tal manera que le hace sufrir enorme estrés y dolor por dentro. Poco a
poco, inconscientemente se convierte en un patrón de comportamiento al cual
empieza a adaptarse, hasta que vuelva a ser de una manera peculiar “adicta al
sufrimiento”.
Puede parecer que
no cree en el amor de verdad. Intenta agradar, buscar la aceptación y cumplir
con lo que esperan de ella. Sigue viviendo con el miedo de quedarse sola y
“casi” suplicando que le amen.
Se pierde, se
dispersa, siendo totalmente infiel a su verdadera esencia, a su yo autentico.
¿Cómo es el camino
de la mujer sumisa? ¿Es posible que un día pueda cambiar? ¿Cómo puede vivir de
otra manera?
Estoy segura que
ella en toda su vida nunca ha levantado la voz. Dentro de ella
vive la rabia, la rebeldía, que tal vez tiene miedo de enseñar, porque le teme
demasiado al conflicto.
Tiene muchos
miedos que pesan demasiado para que puede levantarse sola o así lo cree. Está
conectada con un hilo invisible, apegada y no lo quiere soltar por ese temor
tan grande a la soledad.
Así pasan los años
de las relaciones sin sentido, sin alegría, creadas solo por un hecho de
agradar. Intentando buscar una sonrisa, un abrazo y rara vez un beso sincero y
apasionado que hace vibrar el cuerpo y el alma. Viviendo y “jugando al amor”
con apego.
Así vivía en su
vacío casi perdiendo por completo la esperanza después de múltiples fallidos
para encontrar el amor verdadero que tanto anhelaba. Parece que ese amor que
buscaba solo existía en los cuentos, en las películas. Y ella creía que tal vez
no lo merecía…
Ha perdido la
alegría, la ternura, se olvidó de las caricias. Solo sentía el vacío, el frío,
el rechazo, mucho, mucho dolor por dentro.
Aparecían las
lágrimas que pocas veces se secan durante tantas noches en vela, en soledad,
entre escritos, poemas, el vino, las ilusiones y esperanzas perdidas.
Pasaron los años
hasta que llegó el momento que prefería estar sola que mal acompañada, mal
entendida, no valorada…Y así hizo, no quería más relaciones que causaban nada
más que sufrimiento.
Empezó a leer
mucho, a aprender, a salir de la crisálida que ha creado ella misma.
Llegó un día que
ella dejó de creer que todo lo le dice su mente es cierto y empezó a
cuestionar, a rebelar, a “despertar”. Porque al llegar allí entendió que no
había más espacio para “bajar” y la única opción para ella era levantarse.
Levantarse
abrazando toda su vulnerabilidad, respetando y aceptando su sensibilidad, que
no le hace solamente débil pero también especial, fuerte, bella y única.
“Solamente al
reconocer la sombra se puede encontrar la luz, que habita en tu interior”.
Poco a poco empezó
a “despertar” regalándose una sonrisa, unas bellas palabras, un cuidado bien
merecido, una charla y una comida con la amiga a quien extrañaba tanto. Una
visita, un viaje al sitio que tanto deseaba visitar.
Empezó su camino
de autoconocimiento donde no hay nada bueno ni malo, solo hay verdades que
antes se quedaban escondidas. Al conocerlas ella volvía más confiada, más
segura, llena de valentía y fe.
En cuando eres
honesta y sincera contigo misma empiezas a reconocer que lo que llevas dentro
tiene incalculable valor.
Eres tú misma,
autentica, una mujer que merece todo lo bueno para vivir una vida que de verdad
desees. La vida que antes no se permitía ni hablar.
Ya se sentía más
viva, su piel poco a poco empezó a recuperar el color más vivo y rosado. Le
apetecía ponerse ropa más atrevida y los perfumes más elegantes. Las miradas
ajenas ya no le importaban tanto porque empezó a creer el amor más importante
de su vida, el amor propio…
En cuanto recuperas
el amor propio todo vuelve más real, más auténtico, más ligero, solamente fluye. Cuando
alguien te intenta tratar mal ya lo puedes identificar enseguida y sabes
mantener distancia.
Por fin recuperó
la libertad que toda mujer sueña tener. La libertad de expresar y disfrutar de
su propia esencia femenina. Se encontró a sí misma y seguirá aprendiendo en ese
apasionante viaje que es la vida.
__________
Elena es coach
estratégica y psicóloga positiva y es la autora del blog Wellness Routing,
participamos juntas en un grupo de blogueras en donde hemos compartido
comentarios y quise invitarla a ser parte de este proyecto, ya que ella ayuda a
las mujeres emocionales y sensibles a encontrar el equilibrio emocional y vital
en sus vidas.
Mi invitada nos
regala a una mujer sumisa que se ha dado
invisibilidad y se ha relegado de su propia vida solo por quedar bien con
los demás o tal vez por un miedo infundado el cual todavía no determina.
Cuántas de estas mujeres hay en el mundo, cuántas callando, otorgando, juntando
sus propios escombros para sobrevivir cada día, creo que esta sigue
siendo una estadística bastante elevada, hay mujeres sumisas en todas
partes, en tu oficina, tal vez la esposa del jefe, la vecina, alguna amiga de
tu hermana, cualquiera de nosotras puede o pudo haber sido una mujer sumisa.
Todavía llevamos
muy arraigado lo patriarcal y deslastrarse de la sumisión nos ha costado
bastante, pero es tiempo de levantar la voz pero no para gritar, sino para
hacernos valer ante el mundo y nuestro propio mundo cotidiano saliendo de una
sumisión que nos ha mantenido presas en el no merecimiento y en la cobardía del
desamor.
Me encanta tener
invitadas como Elena porque ella escribe para las mujeres y este es un blog muy
femenino que abre las puertas a mujeres como ella que trabajan en el bienestar de
otras mujeres, así que si te acercas a su blog podrás conseguir temas donde se
desarrollan la resiliencia y la creatividad.
Elena trabaja con
el método SPARK donde están involucrados los sentimientos, los pensamientos, la
actitud, la reconexión y el kaizen, así que ahora tienes razones más que
suficientes para acercarte a sus posts y a todo lo que ella ofrece.
Cuando dices te amo es porque estás aceptando los lados luminosos y los lados sombríos.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) 23 de octubre de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario