En mi blog estoy construyendo a una
mujer que va camino desde la baja autoestima hasta llegar al amor propio, una
mujer que ha dejado atrás el buscar la aprobación y ahora se comienza a ver en
el espejo con amor, se trata amablemente y abraza sus partes oscuras tanto como
sus partes lumínicas, esta mujer está
aprendiendo a querer y por ello se está educando en el amor diariamente, no
solo para amarse mejor a sí misma, sino para tener relaciones más saludables y
aprender a conjugar el verbo aceptar en todos sus tiempos.
Es por ello que he creado Mujeres que se aman, un proyecto de 12 entrevistas donde descubriremos a 12 mujeres que están trabajando en su
desarrollo personal, ayudando a otras mujeres y descubriendo el sendero del
amor propio.
En esta segunda entrega te traigo a
Marian Ruiz, una talentosa escritora,
filóloga, decoradora, coautora del blog Frontera Esdrújula, y quien además de ser una mujer que trabaja en sí misma, le
encanta descubrir la vida a través de los libros, nos ofrece, con un lenguaje
profundo y armonioso, sincero y lleno de sabiduría, las coordenadas que la
llevaron hasta su encuentro personal.
- ¿Qué significa para ti tener una relación saludable?
Para mí, aquella en la
que cada miembro cuida de sí sin temor a ser cuestionado por la pareja, cuida
en paralelo del bienestar de la otra persona y aborda junto con ella las
dificultades que les surgen. Y cuidar, desde mi punto de vista, significa hacer
por el crecimiento, con independencia de que las necesidades de ambos sean
distintas. Y significa también que cada uno se hace responsable del propio
placer y expresa lo que le gusta.
- ¿Cómo sabes cuando una mujer se está amando a sí misma?
Cuando constato que es
autodependiente, que tiene un criterio elaborado y no prejuzga, que mantiene una
actitud abierta, confiada, que responde desde un lugar de confianza íntima. Una
mujer puede vivir sola y no ser autodependiente (esto pasa por tener capacidad
de decidir incluso cuándo necesita ayuda).
Vuelvo al temor: una
mujer que teme expresar o manifestarse de determinada manera por miedo a
represalias (de su pareja, padres o aquellos con quienes convive) o a la
reacción de las personas de su entorno si vive sola, no se está amando. Una mujer
que vive merced al chantaje (“si haces eso, no te quiero”; “si tal, no cuentes
conmigo”; “si no haces cual, no esperes que yo haga eso otro”) y lo tolera, no
es un mujer que se ame.
- ¿Por qué a las mujeres se nos hace tan difícil deshacernos de dinámicas relacionales?
Creo que por estar
culturalmente condicionadas. Parece que no terminamos de asumir que una mujer
sola es una mujer entera, que puede entrar, salir, pedir ayuda cuando algo
escapa a sus capacidades o posibilidades. También por carecer de independencia
económica. La independencia económica es la puerta.
En el caso de las
amistades tóxicas, quizá cuesta separarse de ellas por no ser capaz de
distanciarse lo bastante para constatar la energía que secuestran. A veces, la
costumbre puede llegar a arrebatar la capacidad de discernir.
- ¿Cuándo comenzó el camino hacia tu amor propio?
Mi proceso fue lento y
debe ser que algo me decía que era posible y que era “ahora” porque perseveré
en mi terapia (no así hasta en tres tentativas anteriores). Y digo que fue
lento porque de haberlo liquidado antes, antes hubiera dejado de sufrir. Ahora
bien, si el proceso de cada uno transcurre en el tiempo que necesita, entonces
digo que fue el necesario y el adecuado.
- ¿A qué edad las mujeres comienzan a amarse de verdad?
Yo creo que no hay una
edad para comenzar a amarse, ni en ellas ni en ellos, igual que no la hay para
hacerse mayor y no desde un punto biográfico o biológico, sino psicológico. Y
si la hay, es aquella en que la persona comienza a darse cuenta de hasta qué
punto lo que le pasa le está pidiendo a ella que responda y deje de culpar a
los demás por lo que le pasa.
Te voy a contar algo: yo
creo que pactamos previamente las vidas que vamos a tener; que cuando estamos
sin cuerpo y vamos a tomar uno para continuar nuestra evolución, decidimos qué
necesitamos. Y si me vas a preguntar por qué no recordamos nada de nuestras
vidas pasadas, te diré que me parece una maravillosa estrategia de la vida que
nos deja “recordar” lo fundamental (por ejemplo, no necesito que me insistan en
que la violencia no es el camino; lo sé dentro de mí) pero nos libera del peso
que supondría cargar con los detalles (todo aquello por lo que ya pasé para
integrar que la violencia no es el camino).
- ¿Desde tu autoestima cuál es el significado de plenitud y bienestar?
He ido cumpliendo
objetivos que han influido en mi desarrollo: eso me da una sensación de
solvencia, de capacidad. En la medida en que voy siendo más resolutiva y
obteniendo logros, puedo ocuparme de necesidades más finas que son las que me
dan la plenitud mayúscula: la atención, la fluidez, la empatía, la compasión,
la comprensión…
- ¿Cómo es tu relación contigo?
Hago pactos casi todo el
tiempo. Me obligo a hacer cosas que he decidido hacer aunque no tenga muchas
ganas (si no pareciera un juego de palabras, diría que someto mi voluntad a otra
voluntad mía previa que ha tomado la decisión). Me digo que quiero, hago como
que quiero y, misteriosamente, las ganas le siguen. Me gusta comprobarlo. (¿Se
nota que me llevo cada vez mejor?) Aunque soy consciente de mis carencias y de
que sigo poniendo ladrillitos.
- ¿Alguna vez te llegaste a sentir perdida de ti misma?
Durante muchos años.
Digamos que desde mis quince hasta mis cuarenta. Vivía atemorizada, enajenada
(nadie lo hubiera dicho porque no era la imagen que ofrecía). Íntimamente empezaba
a creer que todo estaba perdido.
- ¿Cómo se proyecta la violencia interna hacia afuera?
Para mí hay dos “afuera”:
uno que consiste en cómo yo me muestro ante los demás; otro que es cómo los
percibo yo a ellos. En el primer caso, me muestro fingiendo que todo está bien,
haciendo lo que se espera de mí, siendo buena chica.
En el segundo caso, los
percibo muy alejados, mucho más “otros”. Desconfío de que puedan entenderme. Me
cierro. Con los más próximos, alterno estados de gran impaciencia y salidas de
tono con períodos de mutismo y aislamiento. Discutía muchísimo, sobre todo, con
mi pareja. Opino que la violencia interna no puede expresarse de otro modo que
con violencia externa.
Durante mi época
crítica, vomitaba, que era una manera de volver la violencia contra mí misma.
- ¿Es el abandono un acto de rendición o es la opción que tiene todo ser humano para tomar otro camino?
El abandono no me parece
una opción. Tirar la toalla no me parece una opción sino eso que dices: un acto
de rendición. No tengo fuerzas y aquí me quedo. Creo que mientras haya un ser
humano que se pierda a sí mismo en el abandono, esta tercera dimensión y este
planeta seguirán dejando mucho que desear y seguiremos teniendo deberes
pendientes.
- ¿Por qué algunas veces las mujeres sentimos que estamos en el lugar equivocado?
Porque tenemos demandas
que no hemos satisfecho. Porque nos estamos fallando a nosotras mismas (puedo
hacer algo que no me agrada, pero si lo he decidido, no tengo disgusto ni
sensación de estar donde no me corresponde, pero ¿cuántas veces decidimos así,
con ese grado de responsabilidad autoconsciente?).
Puede ser también porque
estamos haciendo lo que se espera de nosotras y no lo que sentimos de propia
elección. O por una obligación autoimpuesta que llevamos a cabo a regañadientes
y que no queremos llamar por su nombre: claudicación ante otro (que nada tiene
que ver con el amor). Hablo de mí y de lo que yo he sentido en circunstancias
así.
- ¿Cómo el amor propio te abre el camino hacia la prosperidad y la abundancia?
No sé cómo se las
arregla. Lo que sé es que no hay otro camino. Me parece un acto de justicia
poética, un guiño de la vida para reconocerte en el lugar que ella pretende de ti y que no es otro que
el del amor en su dimensión más amplia y genuina.
Tus preguntas, querida
Eliana, tienen mucha tela marinera. Tocan en un lugar profundo. Obligan. Hay
determinadas cuestiones a las que, si no me veo en la tesitura de responder, no
las sé salvo de manera imprecisa, y resulta que también son yo misma. Te
agradezco esta oportunidad.
Nuestro blog no habla
propiamente de desarrollo personal, sino que gira alrededor del lenguaje y de
componendas literarias, pero te voy a dejar un enlace con el artículo que inauguró 2017 y
que tiene cierta vinculación con esta temática. Habla de la importancia que
tiene la palabra, de la necesidad de honrarla, de cuidarla y de cuidarnos a
través de ella, y de cómo entronca con la ética, un vínculo que cada vez me
interesa más.
Tweet to @eliana_77veAlgunos despilfarrando recuerdos y otros malgastando olvidos.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) 7 de mayo de 2016
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