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Desde qué herida nos relacionamos



Todos los seres humanos estamos heridos, unos en mayor y otros en menor medida pero heridos, las heridas de unos son más dramáticas y las de otros menos demostrativas, pero heridas al fin, esas que no resolviste en la infancia o que te hacen creer que no eres suficiente para cualquier amor, esas que has escondido por mucho tiempo y hasta colocaste una muralla emocional para que nadie las reparara, pero siempre hay alguien que tiene mucho que ver con tu historia o alguien que no es ajeno a tu herida.


Nuestras heridas son las que nos encuentran y nos hacen coincidir, ellas nos conectan y nos sitúan en un mismo escenario y hacen que conjuguemos nuestra vida en plural, si entendiste esto, entonces entiendes de qué va la vida y porque hay personas que se parecen a lo que tanto nos duele y nos lastima.

Mi herida hace resonancia con tu herida y desde allí nos atraemos, pero luego que se nos cae el ropaje del enamoramiento y comenzamos a mostrarnos tal como somos y el otro me hace ver su verdadera esencia, es allí cuando queremos salir corriendo porque se activa el juego de las proyecciones y comienzo a ver lo que no me acepto en el otro y prefiero evadirlo antes que afrontarlo y detenerlo, así que lo repito en la próxima relación hasta que me vuelva a mostrar mi propia herida y yo vuelva a salir huyendo.

Lamentablemente la mayoría de las personas no eligen pareja desde la adultez sino desde ese niño herido y lleno de carencias y vulnerabilidades, es por ello que salir corriendo se nos hace tan fácil, como tenemos tan poca tolerancia a la frustración y hoy día hay tanta variedad en el menú relacional, entonces cambias de pareja con la misma facilidad con la que cambias de intereses y prioridades, manteniendo la concepción de lo desechable como una forma práctica de hacer las cosas y resolver la vida.

Pero si no te haces consciente que eres un ser herido, si no conectas con tu dolor y lo tocas hasta enfrentar el anhelo que te une a otro ser herido, seguirás tropezando con tu herida en cada nuevo ser, seguirás dando indiscriminadamente, porque si te muestras tal como eres, creerás que el otro no te va a querer.

Y así fácilmente podemos pasarnos la vida, hasta que concientizas tu herida y sabes desde dónde atraes a las personas que llegan a ti. Es allí cuando te das cuenta que por mucho tiempo no te permitiste recibir más amor del que te dieron en la infancia, es cuando caes en cuenta que como estuviste desligada de tu herida, por supuesto que ibas a atraer personas también desligadas de su propia herida, personas que no habían hecho nada por sí mismos, y era como difícil que hicieran algo por ti.

Pero hay veces en las que coincidimos con personas que no están tan heridas como nosotras lo estamos, y cuando intentan amarnos no consiguen asidero y se van, descubren que somos mujeres no amadas, se dan cuenta del vacío que hay adentro y como no tienen nada que tomar, se marchan. Y juramos que no nos amaron, cuando solo pudieron amarnos tal como nosotras mismas nos estábamos amando, en la misma medida, y no pudieron darnos más.

Darle luz a tu herida significa que logras entender que la única relación que te va a salvar de las otras relaciones es tu relación contigo (tuitea la frase).

Afuera no hay nada que no se parezca a ti, la otra persona está tan herida como lo estás tú, y puede que sus anécdotas sean diferentes a las tuyas, pero de lo que sí debes estar segura es que nunca nos relacionamos desde las fortalezas, sino desde las más profundas heridas.
No existen los seres equivocados, si siempre concuerdas con el mismo tipo de persona eso quiere decir que tu herida vive manifestándose constantemente, te grita a través de estos emisarios lo lastimada que estás y te pide confrontarla para no repercutirla en cada ser que llega.

Así que cuando se instala alguien nuevo en tu vida y comienzas a notar que se vuelve a movilizar la misma herida, es cuando dejas de culpar al afuera y comienzas a ver dónde está eso en ti, revisando tu propia historia y recorriendo esa herida hasta llegar a ese doloroso lugar en el que la sufriste por primera vez.

Lo más probable es que ese dolor lo hayas afrontado con el drama en aquel entonces, y es posible que por mucho tiempo lo estuvieras evadiendo, tal como has evitado muchas veces la tristeza, pero si ya no quieres seguir relacionándote desde la misma herida y prefieres ir forjando relaciones saludables, entonces debes encarar esa herida que lleva mucho tiempo en ti para disolverla, sanarla y trascenderla.

Solo tú sabes cuál es la herida que te une a otro, solo tú conoces ese lugar lleno de sufrimiento desde donde te estás relacionando, el tiempo matizó el dolor pero no hizo lo mismo con tu herida y ella se exterioriza en cada ser que estás amando, cuando vislumbras esto solo te queda comprender que nadie allá afuera es el victimario porque todos llevamos a cuestas una gran herida.

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