Comencé por decirte que no subestimaras y luego te recomendé no reprochar, y ahora te voy a conversar sobre un acto de violencia
que muchos cometemos y en el que nos vemos inmersos a partir de la
indiferencia y la desatención, me refiero a
ignorar, pero… ¿ignorar qué?, ¿ignorar a quién?, ¿ignorar cómo?
Ignorar es obviar,
hacer de cuenta que no vive, que nunca ocurrió, que no existe, que ha
desaparecido, que no está, pero sí está, sabes que está pero huyes de eso, ya sea a nivel
consciente o es tu inconsciente el que guarda la memoria de lo que quisiste o
decidiste ignorar.
A veces crees que lo olvidaste o tal vez
creíste que por haberte ido lejos ya todo se habría esfumado, pero sigue allí
en tus células, en tu sentir, en tu pensamiento, en esa actitud que no
abandonas, en esas dinámicas que se repiten, en esa añeja tristeza que no te deja en paz.
Esas verdades
silenciosas que siempre callamos son fuerzas que arrastran, a veces hasta derrumbarnos, que te hacen
vivir con culpabilidad tu éxito, y que si las rompes, te harían sentir infiel
al sistema familiar, social o cultural, sin importar que estás siéndote infiel
a ti misma.
Te fuiste físicamente de un lugar creyendo que
estabas haciendo un exilio emocional
pero ocurre que se te olvidó hacer la mudanza interna, evadiste todo tipo de contacto, de información, hiciste una
aparente despedida sin haber cerrado el ciclo adecuadamente, puede que al irte
muchas cosas hayan cambiado, pero algo dentro de ti quedó intacto y ni el
tiempo ha podido borrarlo.
¿Pero qué pasa cuando
el ignorar se lo aplicas a otra persona? La violencia tiene su punto focal cuando
ignoras al otro, cuando minimizas, cuando invalidas, cuando desconoces, cuando
no consideras o no reconoces al otro, cuando usas palabras descalificadoras
porque fue algo que volviste costumbre ya que así fuiste tratada a nivel
familiar y social.
Hay que reconocer que todos venimos de familias
profundamente violentas, lugares donde se vivieron violencias sutiles, expresas
y hasta contundentes, violencias pasivas
como lo es el ignorar que muchas veces por estar tan reprimida pudo en
cualquier momento perder su cauce y volverse luego una violencia activa y destructiva.
Si el ser que más me ama me ignora, yo codifico
el ignorar como un síntoma de amor porque no es un acto ajeno y mucho menos
desconocido. Alguien me ignoró, por ende yo voy a ignorar a alguien más.
El que ignora y el
ignorado pasan a ser el maltratado y el maltratador, entran en una frecuencia perfecta para hacer
de esto una dinámica frecuente, así que dejar de lado al otro es una forma de
entender al amor, mientras que el
ignorar se convierte en esa gotera que no destruye de una vez pero erosiona poco a poco la
relación.
Cuando la mejor defensa es ignorar al otro
estamos en un terreno violento, si yo asumo y no pregunto estoy siendo
violenta, si para poder ejercer una notoriedad necesito de ese estado de
violencia donde te tengo que obviar, he convertido entonces el ignorar en un
maltrato.
Un ser que
permanentemente te ignora te hace recordar con qué tanta frecuencia te ignoras
a ti misma, cuando
te dejas de lado alguien más te lo hace saber, pero no alguien cualquiera, ese
alguien te importa mucho precisamente para que el aprendizaje llegue de forma
directa, es para comprender que el obviarte lo tienes muy reprimido y es por
ello que atraes seres que te lo hacen ver para que lo puedas hacer consciencia.
La violencia es un problema cultural. Todos
somos violentos, solo que hay personas que tienen su violencia bien
identificada y la logran manejar, pero hay personas que no tienen consciencia de su
violencia y la viven negando, y personas que la usan para empoderarse y no
saben de qué otra forma pueden actuar.
Si eres muy pacífica, pero te vives ignorando o
te encanta ignorar a los demás, si eres sosegada, tranquila y serena pero
acostumbras a rechazar la opinión de otros, si luchas por los derechos de unos
pero dejas de lado el merecimiento propio y ajeno, déjame decirte que eres
potencialmente violenta y lo más probable es que ese ignorar se vuelque hacia
ti.
Ignorar es una actitud
negativa porque
haciendo caso omiso te hundes y pones en evidencia el poco amor que te tienes, cuando te amas, inmediatamente te
pones a salvo y el instinto de salvarse está muy ligado al amor, tal vez
alguien te está haciendo mucho daño y prefieres ignorarlo, sin entender que al
poner límites podrías perder los afectos de esa persona, pero comienzas a ganar amor
por ti misma, respeto y ganas de reconocer a la vida en cada ser que forma
parte de ella, porque la vida es tu propia vida, y cuando ignoras a alguien, solo te ignoras a ti.
Tweet to @eliana_77veOjalá algún día te sepas quedar y no huyas de ti mismo creyendo que huyes de los demás.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) 25 de agosto de 2016
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