Siempre era yo, no podía verlo pero en todo
momento fui yo, era el poco amor que me tenía manifestándose constantemente, llevándome
hacia el despertar de mi consciencia. Es
un espejo en donde a diario me veo pero en el que no me reconocía, mi
proyector me hacía ver cosas de mi que no aceptaba, que no veía, pero yo lo
único que hacía era rechazarme a mi misma al rechazarlo a él en todo momento.
Ahora lo tengo claro. Somos el espejo del otro. Mi pareja es mi espejo. Siempre estuve proyectando mis necesidades en el otro pero no lograba verlo. Ahora comprendo que no es su culpa sino mi responsabilidad. En realidad detesto la palabra culpa, es un patrón conductual que hacemos todos para dejar la pelota al otro lado de la cancha y no en el lado nuestro.
Ahora lo tengo claro. Somos el espejo del otro. Mi pareja es mi espejo. Siempre estuve proyectando mis necesidades en el otro pero no lograba verlo. Ahora comprendo que no es su culpa sino mi responsabilidad. En realidad detesto la palabra culpa, es un patrón conductual que hacemos todos para dejar la pelota al otro lado de la cancha y no en el lado nuestro.
Así que por este
trabajo de amor propio que he venido haciendo decidí ir en busca de mi pareja
interna, pero
siempre estaba el otro interponiéndose hasta que razoné y vi que en todo
momento era yo quien ponía la barrera, y
en esa búsqueda me di cuenta que mi pareja externa ha sido siempre un
instrumento para el autoconocimiento y para conocer e ir al encuentro de mi
pareja interna.
Si soy una incógnita para mí misma cómo podía
pretender que él me conociera y adivinara lo que quería si ni yo misma lo
sabía. Cuando comencé a ir hacia adentro
para buscarme no podía diferenciar dónde estaba yo y dónde estaba el otro
porque en todo momento era yo misma en cada reflejo, en cada herida abierta.
Lo primero que hice fue quitarme las mascaras y
serme honesta a mí misma, me hice vulnerable y me quebré, me dije todo sobre mis
rabias, mis heridas, mi envidia disfrazada, mis dolores, mis angustias y mis
procesos, y así fue cómo pude conectar con mi propio amor interno, y en ese viaje del miedo al amor pude ver
que en todas mis relaciones siempre fui yo misma, han sido mis miedos
manifestándose y haciéndome ver mis propias partes en cada persona que conocía:
las que iluminan y las más oscuras y sombrías.
Ahora tengo un nivel de consciencia cada
vez más elevado. Ahora entiendo que mi
pareja externa no me hace daño, solo me muestra una parte de mí que toca una
herida profunda y él solo me la hace ver para yo poder sanarla, integrarla y
trascenderla, pero hay que tener la mente y el corazón muy abiertos para poder
entenderlo y procesarlo.
Admito que esto era
algo que no podía procesar intelectualmente, tuvieron que pasar muchas riñas y desaciertos
para yo entender que en todo momento ha sido mi responsabilidad, porque no
puede haber una agresión externa sin haber una agresión interna, entendiendo
que un golpe no es la única forma de agredir, con el solo hecho de que te
ignoren ya te están agrediendo, a sabiendas que quien te rechaza te hace más
libre porque te conecta con tu propia esencia.
Comprendí entonces que siempre estaba frente a
mí misma, cuando comencé a recorrer mi
historia personal y a tener de verdad una relación conmigo, entendí que en
todo momento cada acontecimiento era esa parte oscura mía que no podía asumir y
que el otro me la mostraba para sanarla y no repercutirla.
Pero no solo es la relación de pareja quien me
proyecta, todo me muestra el tipo de relación que tengo conmigo, la vida me va
revelando donde todavía no soy libre, donde no vibro en el amor y en donde sigo
dejando la culpa afuera sin volverla responsabilidad interna.
Me fui entonces a buscar
a esa pareja interna precisamente para estar conmigo y conocerme, para tener momentos más reflexivos
e introspectivos, y allí fue cuando me di cuenta que todas las relaciones eran
mi espejo, desde el enamoramiento
hasta la decepción siempre fui yo misma, desde lo que ilumina hasta lo que
oscurece era yo en todo momento.
Qué gran descubrimiento. Ahora entiendo que el afuera es un reflejo de
mi propio conflicto interno y sé que esa experiencia la vivo para sanarla,
comprendo también que lo que hago desde el miedo solo me está llevando a
relacionarme de una forma no equilibrada.
Estoy en consonancia
con mi pareja interna y trabajo con ella hasta que llegue el momento en el que ya no
necesite proyectar tanto afuera porque me estoy reconociendo adentro.
Amarme y amar a mi
pareja interna significa crear una equivalencia en el plano físico y saber que las personas de mi vida
ya no seguirán siendo proyección de mis partes oscuras porque ya las he
aceptado y les he dado luz y cabida en mi sentir y en mi vida.
Buscar a mi pareja
interna me ha permitido ser más consciente y sincera conmigo misma, ya no me digo mentiras sobre cosas
que creo no sentir, las asumo y las siento, ahora estoy aprendiendo a querer y le agradezco a mi pareja externa y a mis
relaciones cercanas el permitirme sanar a través de ellos, sabiendo que mi pareja interna ocupa dentro de mí un espacio energético
de una relación plena que me hará proyectar en el afuera relaciones más armoniosas
y saludables para estar en bienestar conmigo y con la vida entera.
Tweet to @eliana_77veNo era yo, eran mis excusas que no me dejaban amarme.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) 3 de abril de 2016
Si alguien llega a leer este comentario mío, cómo podría yo hacer para sanar, todos dicen q lo hacen y se que no hay una fórmula pero si puede haber una guía. Q nos indique cómo por donde comenzar, en q situación... Yo agradecería si alguien me guiara. Gracias.
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