Creemos que no se nota, estamos seguras que
nadie se va a dar cuenta, es que es
imposible que alguien lo llegue a percibir, mucho menos cuando tenemos una
buena casa, una profesión, vamos a buenos restaurantes, viajamos y además
cambiamos de carro constantemente, detrás
de toda esa parafernalia, nadie
puede darse cuenta de nuestro poco amor propio, nadie sabe de ese
sentimiento de inadecuación que siempre te invade o lo poco atractiva que suele
ser tu imagen frente al espejo.
Pero ocurre que el amor
propio no es para nada ruidoso, así que ni creas que esas actitudes fanfarronas y arrogantes te ponen
por encima o tapan lo que no se nota, al contrario, son señales de baja
autoestima e inseguridad que siempre te delatan, le gritan al mundo lo enojada
que estás con quien eres y la persecución que llevas contigo misma, porque
cuando nos vinculamos le proyectamos a otros aquello que creemos que merecemos,
y aunque no lo creas, nuestros actos comunican falta de respeto, falta de
límites y desvalorización.
La forma como te miran
los demás es un reflejo de cómo te miras a ti misma,
nos enojamos mucho cuando las personas no se comprometen, no nos respetan o no
aprecian nuestro valor, sin saber que eso es un reflejo de la relación que
tienes contigo, sin darte cuenta que cuando proyectas es porque ves afuera de
ti algo que está en ti y te irritas cuando alguien te muestra una parte tuya
que no te aceptas.
Que confuso es tenerlo todo y no sentirse bien
consigo misma, merecedora o capaz de ser amada. Que terrible es no tener identidad si no eres la perfecta, la que
siempre tiene la razón, la de la última palabra o la impecable, es muy triste
saber que si no tienes estas formas de compensarte y el entorno no te lo
reconoce, se desmorona entonces el poco amor que te tienes y la poca valía que
te sostiene.
¿Nacimos con
autoestima o la perdimos en el camino? Alguien nos la quebró en mil pedazos y ahora
vamos caminando por la vida fragmentadas ¿o
es que acaso la aprendimos de nuestros padres? Si es así, pues no les tengo
muy buenas noticias, la mayoría de nosotras tuvimos padres que apenas pudieron
consigo mismos, una madre que no supo respetar sus límites o un padre que no
construyó la vida que quería, y no podemos negarlo, nos duelen sus historias porque marcaron nuestras vidas.
Es por ello que el amor propio es una “conquista del adulto” y ocurre justo cuando
dejamos atrás ese aprendizaje que viene muy arraigado desde la infancia, cuando
soltamos las creencias de nuestros padres y construimos creencias nuevas hasta forjar un adulto emocionalmente saludable.
Aparentemente lo tienes
todo pero nada te llena. Te sientes presionada por ser bella y por ello maltratas tu cuerpo, utilizas
el chantaje emocional para lograr lo que deseas, dejas la culpa afuera y
responsabilizas a los demás, o encuentras maneras equivocadas para mantener a
un hombre a tu lado, todos estos actos son
respuestas de un amor propio bajo que te dejan en evidencia delante de los
demás.
Pero tranquila que muchos todavía no se han percatado,
todos andan fallándose a sí mismos por el poco amor que se tienen, la mayoría
está inmiscuida en sus problemas de falta de voluntad, búsqueda de aprobación y
metas no concretadas, pero hay quienes se están superando a sí mismos y
comienzan a ver el desamor en todas partes, personas que están conscientes de
sus carencias emocionales pero encaminadas a hacer las paces con quienes eran.
Si te has vuelto muy perfeccionista o muy
rígida, muy permisiva o bastante pasiva, déjame decirte que tienes un
perseguidor en tu interior muy fuerte, le sonríes pasivamente a los demás con
una violencia introyectiva, pero aquel que tenga al menos un poco de
consciencia se dará cuenta, sabrá que tu lucha es interna aunque afuera
presumas de un amor propio que se sabe no tienes, porque muchas veces sacarás a
pasear esa parte de ti que constantemente se boicotea, aunque jures que la
dejaste guardada en el disimule infinito.
Cuando una mujer se ama a sí misma no es
controladora ni sumisa, no es ansiosa ni impositiva, el bajo amor se refleja tanto en una persona dominante como en una que
se hace la indispensable ¿cuál de ellas eres tú? Si con ninguna te
identificas es porque vas de regreso hacia ti misma, tratando de ubicar el amor
propio en su lugar.
Puede que vengas arrastrando cosas que ni son
tuyas, a lo mejor creciste muy enojada porque tus padres estuvieron ausentes
emocionalmente y tuviste que asumir responsabilidades que no eran de tu edad,
puedes tener un yo critico muy fuerte que te destruye y no te permite
construir.
Pregúntate ¿cómo
me estoy diciendo hoy que me importo? Cómo te estás relacionando con esa
que ves todos los días frente al espejo, esa con quien duermes, a quien
alimentas, a quien vistes, a quien escuchas constantemente y con quien estarás
hasta el último día de tu vida.
El desamor propio nos delata porque ese
malestar interno no sabe quedarse callado y muchas veces suele ser presumido, agresivo
y desafiante, ya que si colocas a los demás por debajo de ti para crecer,
permíteme decirte que tienes un ego inflado que en nada se parece al amor
propio.
Sabes que te amas cuando no le entregas tu
poder a otra persona para sacar lo mejor que hay en ti, cuando asumes tu enojo o
tu emoción y sabes bajar el volumen sin reprimirlo, cuando no complaces a nadie
para quedar bien, o cuando simplemente
te relajas, confías, aceptas y entiendes el desamor de otra persona porque es
tan escandaloso y arbitrario tal como alguna vez lo fue el tuyo.
Una persona que no confía en nadie, definitivamente es una persona poco confiable.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) 27 de junio de 2016
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