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Un cambio de personalidad



Soy una absoluta creyente del cambio, sé que no tenemos la misma personalidad hoy que hace veinte años o diez años o diez días, esto es parte del proceso evolutivo, pero ocurre tan lentamente que no podemos reconocer que no somos hoy las mismas personas de ayer, así que cuando alguien habla de ti haciendo referencia al pasado o cuando tiene una concepción tuya a partir de lo que hiciste hace un par de años, déjame decirte que esa persona ya no te conoce más.

Mientras avanza la edad la personalidad va cambiando, pasan los años y las personas afianzan su estabilidad emocional, su autocontrol, su amabilidad e incluso la apertura hacia nuevas experiencias, la aventura no es una característica exclusiva de la juventud, un cambio de personalidad puede impulsarte a vivir la vida de otra manera y desde otros lugares.

Es cierto que la personalidad se forja a partir de la imitación que hacemos de nuestros seres cercanos y el condicionamiento de nuestro entorno, claro que desde pequeñas tenemos marcadas nuestras preferencias y podemos ir definiendo nuestras prioridades, las cuales no serán las mismas en cada edad ni en cada época, lo que querías hace cinco años estoy más que segura que en nada se parece a lo que quieres ahora, es por ello que debemos tener mucho cuidado con lo que pedimos porque puede que llegue cuando ya no lo queramos o no lo necesitemos para nuestro aprendizaje personal.

Lo peor que podemos hacer es etiquetarnos con un “yo soy así” porque de allí nadie te saca, no te das la oportunidad por ejemplo de ser más asertiva debido a que la etiqueta de sumisa te la adheriste a tu falsa personalidad, si sabes que hay rasgos tuyos que te están saboteando y no te permiten alcanzar el bienestar, tienes todas las posibilidades de cambiarlos si te lo propones para mejorarlos, y aunque no te lo propongas y creas que así serás hasta el último de tus días, lentamente irás cambiando así sea para desmejorarte como persona o para hacer un cambio de prioridades.

Pensamientos reforzados con experiencias repetitivas te estancan en una personalidad que no quieres, la sostienes por mucho tiempo hasta que se vuelve parte de tu cuerpo, pero no te percatas que la vida es un constante cambio, y que para bien o para mal tú no renuncias a ese cambio, y por más que hayas sostenido una creencia a lo largo del tiempo, ésta se irá disolviendo porque a diario ella tomará otra forma aunque no tengas la capacidad de verlo en ti misma ni darte cuenta cómo los demás evolucionan o involucionan al cambio.

Si tienes apertura mental y emocional te podrás dar cuenta que a diario cambias con una noticia, un libro, una decisión, un retraso, una discusión, un sentimiento, una desilusión, un desencanto, una emoción, una despedida, un nuevo escenario, un ambiente diferente, un nuevo look, un vestido distinto, un llanto, una mudanza, un examen, un diagnostico, un viaje, un dolor, una alegría, una tristeza, un impulso o un silencio, todo es propicio para que algo dentro de ti se mueva, si observas esos pequeños cambios cotidianos, podrás ir dándote cuenta cómo poco a poco tu personalidad cambia también y todo camino conduce hacia un nuevo molde.

Cuántas veces hemos escuchado un “yo solía ser así”, “a mi si me gustaba hacer eso”, “yo tenía esa costumbre”, “esa era mi prioridad”, entre otras tantas cosas que ya no forman parte del presente, es como si te escuchara suspirar al leer estas líneas y observarte en la que ahora eres y en nada se parece a la que antes fuiste, claro que todavía conservas aspectos muy tuyos que son parte de tu esencia, pero sabes muy bien que esa inmadurez con la que acostumbrabas a resolver los problemas tuviste que reemplazarla con nuevas estrategias.

Esa que yo era, la que soñaba ser con lo que ahora soy, mi yo de antes tan impulsiva e irreverente, esa que se quejaba por todo y ahora se queja por pocas cosas, esa mujer alejada de sí misma y que no tenía conciencia de lo poco o nada que se estaba amando, esa que veo desde este lado de la vida y con quien ya no me identifico, tuve que ser así para poder ser como soy ahora, tuve que pasar por ese proceso y con los años transformar una personalidad impregnada de emociones no sanas a una personalidad más apaciguada y que aboga más por el silencio y la esperanza.

Aunque vivas en la misma casa desde que naciste, o aunque hayas pasado veinte años en el mismo trabajo, o aunque vivistes en la misma playa cada verano, o siempre tomes sopa de pollo cada domingo, y te hayas sentado a esperar a quien nunca vino, comprende que hasta tu tristeza cambió de forma y hasta tu sonrisa se adornó de arrugas, tuviste que ir a la peluquería a cambiar tu color de pelo, y las flores las cambiaste porque se han marchitado, y te despediste de quien se ha ido y aprendiste hasta vivir con el dolor ajeno, todo transformó tu personalidad y todo te condujo hasta lo que ahora eres.

Con cada acontecimiento importante haces un cambio de personalidad, lo más probable es que no te hayas dado cuenta y que hasta ahora no hayas podido entender que en realidad ya no eres la misma, puede que te extrañes a ti misma aunque no reconozcas tus cambios internos, pero están allí aunque los niegues, y si estás en conciencia de ese cambalache interno solo me queda preguntarte ¿cambiaste para bien o cambiaste para mal?

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