Mi lectora ideal es una mujer mayor de 35 y menor de
55 años, es autónoma, inteligente e innovadora, ya ha sido lo suficientemente
infeliz como para no querer repetir la lección, ella ya se enamoró perdidamente
y cometió algunas locuras de amor que le hicieron crecer después de padecer,
ahora está trabajando en ella misma, en su amor propio y participando de un amor
adulto no solo con su pareja sino con el resto de sus relaciones.
Me agrada saber que mi lectora ideal ha tenido la oportunidad de viajar y conocer
muchos lugares, y aunque no es fanática de los aviones, no pierde la
oportunidad para conocer al mundo, probar nuevas comidas y descubrir otros
cielos. Le fascina leer, así que puede pasar una tarde de domingo leyendo un
buen libro o dedicar una noche del viernes leyendo artículos viajeros, le
encanta asistir a charlas y conferencias de crecimiento personal, está
estudiando un segundo idioma y dejó de hacer dietas y ahora prefiere disfrutar
más de la vida y las simplezas cotidianas.
Lo que más me gusta de ella es que está
enfocada en su crecimiento personal, además está emprendiendo la adultez
saliendo de todos esos conceptos preestablecidos que la ataban en torno al amor
y a la pareja y que le hacían creer en un amor hacia el otro olvidándose de
ella misma. Ha entendido que es un ser humano lleno de cambios constantes por
lo que está abierta y receptiva a aprender de cada cosa que vive, y como sabe
que la vida en todo momento habla de ella, entiende que cada persona que
compone su cotidianidad le muestra lo que le gusta de sí misma y lo que todavía
no se acepta.
Me enorgullece saber que trae consigo esa personalidad
tan característica que tanto admiro, la cual no deja de lado para agradar a
otros, lleva su pasado sin que ello signifique una carga emocional, ya que ha llevado
su repertorio de vida desde una enorme complejidad a un gran aprendizaje, se ha
permitido limpiar su basura emocional sin verse en la necesidad de desechar sus
escombros sobre las personas que ama, así que ahora cambia culpas por
responsabilidad y no le pone rostro a la felicidad.
Me encanta saber además que ya no habla con
reproches ni se excusa de argumentos, es tan maravillosamente autentica que ya
hasta se le nota en la piel. No es exclusivamente madre ni exclusivamente
esposa ni exclusivamente empleada ni exclusivamente de nadie ni de nada, ha
aprendido a ser integral con los escenarios y personajes de su vida, y aunque viva
rodeada de muchas personas, también sabe ir sola y aprovechar esos espacios que
tiene para sí misma.
Cuando ve mi correo en su bandeja de entrada se
emociona, algunas veces lo abre de inmediato y otras lo guarda en un lugar virtual
especial para leerlo luego con detenimiento. Aprecio que no lea para leerme,
sino que lee para leerse a sí misma, se identifica tanto con cada una de mis letras que
muchas veces me lo ha hecho saber, no se queda solo como una lectora pasiva que
recibe el mensaje y lo interioriza, sino que me escribe de vuelta o lo deja
plasmado dentro del post dando su aporte y diferentes alternativas.
Como sabe que la vida constantemente le habla a
través de las personas que le rodean, también sabe que la vida le escribe y le
deja mensajes que ella descubre y atribuye a sus vivencias, comprende de manera
reflexiva, y lo mejor de todo, es que no lee entre líneas sino que se deja
sorprender en cada párrafo, así que una vez culminada la lectura hace dos
cosas: primero comparte en su red social preferida, y segundo, reenvía el
correo o responde al mío, es genial porque siempre tiene algo que decirme, son
palabras que en definitiva se han vuelto una gran inspiración para mí.
Así que como hemos invertido una gran cantidad
de tiempo para inspirarnos mutuamente y para participarnos sobre nuestros
encuentros y desencuentros, se ha convertido muchas veces en la protagonista de
mis escritos. Le he comentado sobre viajar juntas y recorrer el mundo, de
sentarnos frente al mar con una botella de vino y ponernos al día en cuanto a
la vida concierne.
Mi lectora ideal no lleva prisa y eso es maravilloso
porque la ansiedad no la atrapa, no se queda atascada en la aprobación de nadie
y no espera respuestas inmediatas, es ella misma, simplemente en su esencia con su
locura y su cordura, con sus buenos ratos y sus malos días, ella me lee y yo la
leo cuando me responde, cuando me sugiere, cuando me pregunta y hasta cuando me
olvida, está al otro lado de mis letras y yo me siento frente a ella llorando
mis palabras, gritando poesía.
Cuando crees que nadie te ha leído, alguien se está abrazando con tus letras.
— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) Mayo 28, 2014
Déjame decirte que tu lectora ideal soy yo. Me impresiona con cuánta exactitud podemos describir a la lectora ideal😯
ResponderEliminarEsto que nos impulsa a escribir rompe toda barrera de tiempo y espacio. Ya lo estoy viendo como un don sobrenatural⚘😇🙏
Gracias Eli😊