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Cómo una madre descubre el autismo (Post invitado)



Este es el quinto post invitado que tiene este blog, del cual me siento muy orgullosa y agradecida, lloré al leerlo porque me siento muy identificada con este tema, y yo, tal como Geraldine, mi escritora invitada, sé lo que es amar con el alma a un ser con autismo, así que solo me queda abrir comillas y que ustedes mismos sepan lo que siente una madre cuando descubre el autismo. Espero se identifiquen también y queden prendados de estas sinceras palabras.

Me dijeron una vez: Como madres somos perfectas, tan perfectas que desarrollamos un sexto sentido muy agudo capaz de ver más allá de lo que sucede con nuestros hijos así ellos aún no emitan palabra alguna o sean capaces de distinguir un simple gesto.

Te llegas a sentir súper poderosa al saber las necesidades de tu hijo con sólo un gemido aún cuando están de meses, pero ¿qué sucede cuando tu súper poder te lleva a ver algo más allá que es "raro" o no está bien?, ¿qué pasa cuando todo aquello que leías, escuchabas decir de otras mamás está alejado totalmente de lo que es tu hijo? Cuando los demás te dicen que es un niño normal (tal como la sociedad entiende lo que es “normal”), sólo que está muy consentido o malcriado, sin embargo, como madre sabes en el fondo que no es así.



Cuando tu hijo juega, se expresa, come de forma diferente a todos los demás, en tu corazón se prende una alarma indicando que algo no va bien, sentimientos encontrados y miedos reprimidos al concretar un diagnóstico. Y al mismo tiempo aceptando que es una batalla, una batalla que requiere constancia, disciplina, paciencia, fe y mucho amor, donde es más difícil lidiar con la sociedad que con la condición.
 
Más allá de mi amor de madre, más allá de verlo con los ojos de la perfección por ser un niño maravilloso, puedo decir que me convertí en un ser más humano, menos vulnerable ante la presencia de alguien que es diferente bien sea por su condición o discapacidad. Acepto al ser que nació de mí, a ese ser especial con quien la vida me cruzó tal vez con el propósito de cambiar el pensar de quienes lo rodeamos, tal vez con la prioridad de enseñarnos a amar más allá de lo perceptible, invitándonos a respetar y conocer su mundo.

Ese mundo tan incierto, tan alejado de la realidad, ese mundo incognito que aunque sentimos que los aleja de nosotros mismos, no le causa ningún daño, al contrario, es lo más natural. Sé que no es fácil de entender (para nuestro mundo) cuando su mirada se pierde en el infinito, en las aspas de algún ventilador o con las ruedas de algún vehículo, no es fácil comprender que una simple textura puede alterarlo, que no responda al llamado de su nombre, que los ruidos no son solo ruidos, si no que para su mente son estruendos inaceptables y ausentarse se convierte en su salvación.   

Amar a mi hijo desde lo que es y no desde lo que espero que sea o quisiera que fuera es fundamental para comprender que lo único que se fragmenta en este tipo de relación es la expectativa de tener un hijo con características generales con las que se pueda lidiar de manera natural, se rompe frente a nosotros y nos abre la mirada para comenzar a ver al mundo con ojos distintos, un hijo autista nos devuelve la posibilidad de observar lo que antes nos era imperceptible, de agudizar el oído tal como él lo hace para llevar nuestra escucha más allá y percatarnos de lo que antes no oíamos.

Es fundamental aceptar y comprender desde el momento de un diagnostico que existen personas, centros, asociaciones que nos brindan el apoyo para que la convivencia con nuestros seres especiales sea más llevadera, gracias a estos centros, cada semana vivo la experiencia de conocer madres maravillosas, luchadoras, niños excepcionales que como mi hijo asisten para mejorar su desarrollo, su lenguaje, aprendan destrezas, que interactúen con otros niños, a pesar de tener la misma condición siguen siendo diferentes, y los especialistas nos ayudarán a saber qué terapias o tratamientos son adecuados para cada niño.

Mi hijo autista me ha hecho ver la vida de otra manera, entiendo que no es una enfermedad sino una condición, comprendo que no necesita cura sino mi aceptación, sé que no espera mi lástima sino mi cariño y como madre esto me hace ser más paciente, benevolente, compasiva y comprensiva, porque la forma en la que él procesa la información de la vida, abre mi mente y me hace cambiar mis puntos de vista y me hace saber que puedo lidiar con lo distinto.

Hay un contenido de rabia y cuestionamientos a los que hay que hacerle un duelo como a cualquier expectativa que viene de forma distinta, si los que estamos alrededor sufrimos por estar pendientes de que el niño se vuelva normal, el duelo y el miedo se hacen más difíciles de procesar. Pero luego que esa profunda depresión de los padres y familiares se transforma en aceptación, el involucrarnos con su distinción nos hará desarrollar un trabajo de amor maravilloso, comprendiendo que estos niños llegan a nuestra familia para enseñarnos cosas nuevas, se trata de seres evolucionados que nos vienen a dar regalos de superación personal y debemos tener las manos abiertas para recibirlos.

Hijo, te amo desde lo que eres y te voy a amar más allá de tu condición. Eres un ser humano con características especiales y voy a ejercer el amor contigo como nunca lo he ejercido con nadie, no te voy amar desde lo que quisiera que fueras porque perdería la paciencia y me volvería irritable.

Como amo lo que eres y no lo que tienes, me conecto fácilmente con tu alma y no con tu trastorno, me regalas una grandiosa lección de vida y me otorgas humildad con tu silencio o con ese lenguaje de amor que yo solo entiendo. Adoro esos momentos en los que ves fijamente mi rostro porque sé que te escabulliste por un momento de tu mundo para entrar un poco en el mío, me duele saber que esta sociedad áspera no esté preparada para ti, pero dentro del núcleo familiar nos estamos preparando para ser tan maravillosos como tú y para aprender a ser de vez en cuando autistas como tú.


Geraldine Guerrero apasionada por su familia, estudiante de Informática y Analista comercial, es una guerrera de la vida como su apellido lo indica.
Síguela en @srtaGuerrero88
 

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