Culminan estos 365 días y es como
imposible no hacer un balance y reflexionar un poco sobre lo que se ha logrado
y se ha dejado atrás, empezamos a verificar qué tanto nos hemos cumplido y qué
sueños dejamos de soñar, particularmente este ha sido un año muy distinto para
mi, con situaciones que en nada se han parecido a mi vida entera, un año que me
ha mostrado el cambio como ningún otro lo ha hecho, y a pesar de que esté
culminando, no lo siento como tal, porque precisamente el cambio me hace ver
todo como un comienzo y no como un final.
Sin embargo, quiero que se acabe ya, y esto no quiere decir que lo esté despidiendo por adelantado, no, quiero que termine porque me ha hecho desapegarme de personas, lugares y momentos, que ya quiero que el próximo año me muestre afectos nuevos, nuevas ilusiones, nuevos reencuentros. No estoy en descontento con estos meses pasados, al contrario, siento por ellos un gran agradecimiento, pero no puedo negar que entre los cambios y el desapego termino el año haciendo un gran duelo.
Sin embargo, quiero que se acabe ya, y esto no quiere decir que lo esté despidiendo por adelantado, no, quiero que termine porque me ha hecho desapegarme de personas, lugares y momentos, que ya quiero que el próximo año me muestre afectos nuevos, nuevas ilusiones, nuevos reencuentros. No estoy en descontento con estos meses pasados, al contrario, siento por ellos un gran agradecimiento, pero no puedo negar que entre los cambios y el desapego termino el año haciendo un gran duelo.
Y es aquí cuando entra el
desprendimiento, porque sabes que la senda que has escogido fue por elección
propia y no obligada, así que te desprendes y comienzas de nuevo, teniendo
presente que tu camino no tiene por qué coincidir con el camino de los que
amas, y acabas comprendiendo y aceptando que crecer es también dejar ir,
soltar, atreverte a llorar y sonreír para poder continuar.
El año se acaba y yo apenas comienzo,
primera vez que me ocurre esto, pero si tuviera que hacer un balance solo puedo
decir que desde ese primero de enero hasta la presente fecha he vivido entre la
dicha que otorga lo nuevo y la desdicha que te aportan las despedidas y los
desprendimientos, sentimientos encontrados creo que le dicen, pues así es como
puedo definir mi sentir de un año que más que enseñarme, me ha dejado pruebas
contundentes de que comenzar duele porque al culminar cierras y es preciso
entonces dejar atrás hasta lo que más anhelas.
No puedo decir que ha sido el mejor
año, pero tampoco puedo descalificarlo ni hacer de él un desmerito, se acabará
como se han acabado los otros, pero al menos termina sin tantas expectativas
pero si con mucha añoranza, sabiendo que lo diverso fue lo característico, lo
novedoso fue lo reiterativo, el dejar atrás fue la constante y el comenzar de
nuevo fue el objetivo.
Tal vez es que ya me estaba
acostumbrando a lo cíclico, a que en las mismas fechas siempre ocurría lo mismo
y que el calendario era intocable de acuerdo a sus costumbres, pero este año me
ha mostrado cada mes de forma distinta, me ha dado a entender que las cosas no
ocurren siempre de la misma manera y que lo único estático es el cambio constante
de la vida.
Se acaba un año que de seguro no
volverá a parecerse al resto de mi vida, y el cual será una referencia
ineludible de mis próximas anécdotas, culminan doce meses en los que
literalmente corrí para alcanzar una nueva meta, y lloré como si mis lagrimas
fuesen a alcanzar lo que iba dejando en el camino.
Si tengo que llegar a una conclusión, solo puedo decir que
no ha sido ni bueno ni malo, ha sido distinto, inevitable aunque quise
escabullirlo, con semanas que quise alargar y días que quise recortar,
episodios que dejé inmortalizados en fotos, brazos abiertos que algún día me
volverán a abrazar y calles angostas por las que algún día volveré a caminar.
Me alegro que se vaya y agradezco que haya sido parte de mi vida, me despido
aliviando el corazón y esperando el próximo año esperanzada y buscando entre
mis sueños una nueva ilusión.
A veces sientes que estás donde no debes estar, pero es justo donde la vida te puso para que aprendas.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) diciembre 14, 2015
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