Es irónico como es que comienzo
escribiendo en este blog hace más de dos años haciendo honor a su titulo y que
en la actualidad carezca de esos espacios de soledad para fortalecer mi
espíritu. Antes la soledad era tan ensordecedoramente asfixiante para mí y
ahora se ha vuelto tan necesaria, tan improbable, casi inalcanzable y
descartable.
Conquistar espacios que sean solo
míos ya no se ajusta a mi realidad, antes me tragaba la soledad por toneladas y
ahora solo pruebo bocados de mi absoluta presencia, porque con el tiempo la
soledad se fue transformando de un espacio vacío a un lugar lleno de mi, así
que cuando el silencio se acerca yo solo comienzo a reconfortarme, a saber que
por un rato estaré en mi compañía, solo conmigo, a solas del mundo, plena de
mi, tal vez sin decirme nada o quizás dando gritos internos de lo que me estuve
callando por tanto tiempo.
Antes el silencio me aturdía, ahora
lo busco desesperadamente para que me cuente de mí, es cierto, muchas veces no
me gusta lo que dice y otras veces no le creo, pero es tan necesario oírle
hablar de mis zonas oscuras, de lo que aún no me reconozco ni me perdono, de
aquellos recuerdos que dejé escondidos porque dolían mucho y de aquellos más
sublimes en los que no volví a pensar para que no se rompieran.
Anhelo esos pequeños lugares en los
que me encuentro conmigo, ese rato en la ducha o cuando me quedo más tiempo
durmiendo y toda la cama es para mí, cuando manejo o ese momento en el que
estoy frente a un libro así no lo esté leyendo, ese escuchar música un viernes
en la noche mientras leo artículos interesantes, ese preciso instante en el que
la inspiración llega y te encuentras a solas con tu lápiz y libreta para
escribir cuanto quieras, antes veía todos esos acontecimientos de una forma
diferente sin entender cómo es que el silencio ahora me anima tanto y antes me
deprimía demasiado.
Salir a caminar conmigo es una de las
cosas que más me fascinan, es como cuando te sientes tan cómodo junto a alguien
que no requieres pronunciar palabra alguna porque el silencio lo deja todo
entendido, no es necesario decir nada para llenar el vacío, precisamente porque
no hay vacío, estás contigo y es más que suficiente, estás a gusto, caminas a
tu lado y al mismo tiempo dentro de ti, no necesitas ir con nadie más porque
estás justo con quien quieres estar.
Comienzas a compenetrarte contigo e
incluso a desarrollar una complicidad casi imperceptible para los demás, tu
lenguaje interno pasa de criticar a alentar, de enjuiciar a calificar, aunque
muchas veces se siga pareciendo a lo que antes te decías, a esas palabras que
definitivamente no le aportaban nada a la autoestima y que cuando descubres el
silencio que habita en ti se van transformando en palabras más compasivas y
llenas de aceptación.
De fines de semanas enteros agobiada
de tanta soledad pasé a pocas horas semanales para estar sola, que distancia
tan grande hay entre una época y la otra, de una soledad obligada a una soledad
escogida, pero precisamente esa obligación fue justo la que me motivó a estar
aquí buscando mis pequeños espacios de soledad tan indispensables para
mi vida, lugares en los que me reconozco y me atrevo a convertir al silencio en
un aliado, como si el ruido de la vida no me permitiera conectar conmigo,
porque finalmente te das cuenta que afuera no hay nada que complemente lo que
hay adentro, y aunque estés en conocimiento de ello, sigues buscando afuera
porque el murmullo de la vida y la opinión de los que te rodean te apartan de
tu propio sigilo.
Es difícil lograr esa conexión
interna lo admito, puedes pasar mucho tiempo tratando de conseguirla, y a veces
te ofuscas contigo mismo porque justo en un momento de soledad más bien te
sientes a kilómetros de ti, apartado de tu esencia, pero no importa si nada
tienes que decirte, no es preciso reflexionar todo el tiempo, callarte también
es una forma de estar contigo, y que bueno cuando te acobijas en el silencio.
Espacios
de soledad son tres palabras que le han dado
mucho significado a mi vida, tenerlos al menos en pequeñas dosis es
imprescindible para mí, adoro estar rodeada de los que amo, pero también añoro
esos lugares en los que soy solo yo con mis pensamientos y mi forma particular
de sentir la vida, a veces siento que no necesito nada más, solo sentarme,
respirar y saber que aislarme no me hace huir de los demás solo es una manera
de encontrarme conmigo misma.
Si tuviera que volver a quererte empezaría por quererme primero.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) noviembre 15, 2015
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