Imagina por un momento que tu vida
es una casa llena de ventanas y que alcanzar la plenitud significa que todas
estas ventanas estén abiertas, cuando hay rencores, reproches y egoísmo, muchas
de esas ventanas permanecen cerradas, si andas en la búsqueda de las
profundidades de tu ser, comprendes que la casa interior debe estar iluminada,
un hogar con ventanas abiertas es un espacio por donde el aire corre, las
cortinas se levantan y el bienestar te alcanza.
Cada experiencia de tu vida crea de
inmediato una cerradura y por ende una ventana, cada ventana es una ventaja,
una perspectiva, un camino andado, una posibilidad para abrir aquellas ventanas
que por mucho tiempo han estado cerradas, date cuenta que por dentro eres un
cumulo de emociones anidadas, que pasado el tiempo y luego de haberse quebrado
algunas esperanzas, hay ventanas que se te quedaron entre abiertas, cerradas o
rotas.
La teoría de las ventanas rotas es una teoría utilizada en criminología y que se refiere al buen mantenimiento de los espacios urbanos para prevenir la violencia, cuando la apariencia de las casas está en mal estado se incrementa el vandalismo y el deterioro de la comunidad es cada vez más evidente, si lo aplicamos a nuestra casa interna, si mantenemos ventanas rotas por descuido propio o por un auto abandono o por no querer arreglar los problemas cuando aún son pequeños, vemos cómo el interior de nuestra casa se va deteriorando, y desde afuera, a partir de una personalidad rasgada, le dejamos ver a los demás que somos de ventanas atascadas y fragmentadas.
Si tus ventanas están empañadas no
podrás contemplar tus horizontes ni establecer tus fronteras, creerás que las
ventanas de los demás están sucias, cuando son las tuyas las que ameritan una
limpieza, criticas a los otros y crees que son ellos los que deben limpiar sus
ventanas, y sin tener siquiera la posibilidad de asomarte, puesto que desde tu
vidrio ensombrecido todo lo miras, te atreves a juzgar a quienes si pueden
sacar la cabeza desde las ventanas de sus vidas.
Haz memoria y recuerda todas
aquellas casas donde has vivido, rememora cada una de sus ventanas, recrea el
paisaje que te brindaban y mira de nuevo a través de ellas, puede que hayan
venido a tu mente una gran variedad de ventanas, unas altas, otras chicas, tal
vez balcones, quizás ventanales, algunas por las que nunca pudiste asomarte y
siempre quedó en ti la incógnita de lo que allí había, y otras en las que
solías escaparte para ir a encontrarte con lo que más querías, así mismo son
las ventanas internas, no exactamente simétricas, no necesariamente iguales,
todas quedaron en tu interior y las volviste emociones, satisfacciones,
frustraciones, decepciones; algunas las evocas sin saber que dentro de ti aún
se encuentran y todavía tienes la posibilidad de abrirlas.
Mientras más ventanas abras más
aliviada llevas la vida, si de verdad quieres entrar en ti y descubrir qué
ventanas llevas cerradas, cuáles aún no limpias, aquellas que ya olvidaste y
creíste que jamás recordarías, es momento de aprovechar esta lectura metafórica
para ver tus historias como ventanas, tus episodios tristes, tus épocas
felices, tu tiempo presente como la ventana inmensa en la que te sientas a
contemplar la vida.
¿Dónde estás poniendo tu atención?
¿Por cuál de las ventanas de tu vida te asomas con más frecuencia? O es que andas viendo la vida de los demás queriendo
que aquellas ventanas sean las tuyas, si ves a una persona en plenitud y
bienestar consigo misma, acaso no te pone a pensar cuánto le pudo haber costado
abrir todas sus ventanas, cuánta basura mental y emocional tuvo que haber
desechado hasta por fin sentirse en paz con ella misma.
Limpiar y abrir ventanas significa
que vas sacando de ti todo aquello que no necesitas, el aire entra fresco y
puro y va organizando de a poco tus emociones, de pronto algunas ventanas se
abren y vas identificando la introspección, el autoconocimiento, la autoestima,
la identidad, te das cuenta que “las emociones son las ventanas de vidrios de
colores del alma, ventanas de colores a través de las cuales el alma mira al
mundo”, ahora tienes una mirada nueva, ahora lo ves todo con ojos distintos.
Imagina ahora que te encuentras en
una casa donde no hay ni una ventana abierta, el aire no corre, el calor
agobia, paredes rasgadas, cerraduras oxidadas, ventanas llenas de moho; te
pregunto ¿es así tu casa interna?
En arquitectura y diseño se habla
ahora sobre la cultura del entorno, de cómo el aspecto emocional es la nueva
clave para el diseño de interiores, espacios abiertos e iluminados es la
tendencia, la idea es que las casas modernas den la sensación de refugio,
confort y calidez. Nuestros espacios hablan de nosotros, si no tienes ni la más
mínima idea de cómo mirar tu casa interna, lo externo te dará la respuesta,
solo ve a tu alrededor y percibe el desorden, los escombros, las ruinas, el
deterioro, observa las ventanas y dale a cada una un significado, has de cuenta
que son las ventanas tus emociones reprimidas, comienza por arreglarlas, velo
como un buen inicio para ir hacia adentro e ir reparando y abriendo de una vez
por todas las ventanas de tu vida.
¿Cómo saber si te estás amando? Cuando estás tranquilamente en soledad, en un momento de inmensa presencia propia.— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) 30 de julio de 2015
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