Últimamente me ha dado por leer
sobre relaciones saludables, sobre personas conscientes de lo completas que
están y emprendieron la tarea de tener parejas sanas, personas que encontraron
su pareja interna y están dispuestas a descubrir la pareja interna de alguien
más, pero es curioso, porque al buscar sobre el tema, muchos artículos revelan
lo que NO es ser saludable y pocos te regalan una definición exacta de lo que
SÍ es ser sano con el otro.
Sin embargo, conseguí una concepción
hermosa de la Dra. Lucy Serrano, la comparto y luego desarrollo el tema ¿les
parece? Se entiende por pareja saludable cuando "dos personas completas en
sí mismas que han trabajado mucho limpiando sus traumas de infancia y todos los
residuos y fantasmas que dejaron las relaciones anteriores, que han aprendido
de sus experiencias y errores, ahora tienen la madurez suficiente para
embarcarse en la maravillosa aventura de compartir intimidad, ideas y
sentimientos". ¡Me encantó!
Cuando te encuentras en una
relación donde realmente puedes ser tú mismo y además el otro contribuye con tu
plenitud, puedes decir que te encuentras en una relación saludable, que has
descubierto otra manera de amar
alejada del conflicto, las inseguridades, los reproches y la culpa, ya no
necesitas del chantaje y las indirectas para llamar la atención, ya dejas de
lado aquellas relaciones destructivas y disfuncionales donde se repetían
patrones y se instauraban dinámicas difíciles de disolver.
Cuando te respetas con tus
carencias y limitaciones, eres capaz de respetar al otro, de entender que no
siempre se está dispuesto, que aceptas los silencios y hasta te reconfortas en
ellos. La relación sana implica que te haces responsable de tus necesidades
básicas y las compartes sin hacer mérito de ellas, te relajas, porque sabes que
eres partícipe de una relación abierta, cálida y nutriente donde no esperas que
alguien te complete, sencillamente porque no eres parte de algo, eres el todo
de una relación que comienza por ti y termina en ti.
Eres una persona mucho más centrada
cuando comienzas a amar de otra manera,
cuando fluyes con el otro, cuando creces y ves que ese otro también crece a tu
lado (no delante ni detrás de ti), cuando te conviertes en la persona que
andabas buscando, cuando entiendes que no tuviste fracasos, solo parejas que te
estaban mostrando lo que no podías ver de ti, personas que te ayudaron en
peldaños de evolución y que las dejas en el pasado como parte de tu
aprendizaje.
Una pareja saludable entiende que
las cosas se van transformando con el paso del tiempo, no pretender ser los
mismos de hace diez años, diez meses o diez días, le da un sentido de ciclos
abiertos y cerrados a tiempo, donde nada queda inconcluso, no hay
conversaciones sin haber sido habladas, perdones sin haber sido otorgados,
reconciliaciones sin haber terminado en abrazos.
Hay personas en cambio que
deciden vivir en solitario, lo cual es válido y respetable, no todos necesitan
aprender conviviendo en pareja, hay quienes tuvieron muchas parejas y ahora
solo quieren disfrutar de sí mismos, tuvieron suficiente con quienes
compartieron gran parte de su vida, y llega el momento en que solo les apetece
explorar ese recóndito interno que dejaron de lado por estar enfocados en
relaciones externas. También están los que se regalan largos períodos de
soledad, se dedican espacios donde se atreven a limpiar el drama en los que han
vivido enganchados para no tropezar con ellos una vez que establezcan de nuevo
la vida en pareja.
Una pareja es un compañero de
viaje, no es la tripulación o el capitán o el barco como tal, no, es un igual
que tiene todo el derecho de crecer como persona y se está en la obligación de
colaborar en ese crecimiento. Una pareja sana te enseña a volar, te ayuda a
volar, te ve volar y te espera al otro lado del cielo, no pierdes tu
individualidad, al contrario, la rescatas y la compartes, te vuelves soporte y
apoyo, pero también te liberas, así que regresas al nido con absoluto placer,
ese espacio sagrado donde cada noche decides compartir tus sueños junto a una
persona que sabe soñar sus sueños sin poseer los tuyos.
Por supuesto que no existen
parejas perfectas ni parejas sin haber cumplido ciclos, hay quienes se quedan
atascados en la pasión obsesiva y no dan el paso hacia la pasión armoniosa, es
claro que no siempre se ha de estar en el mismo sitio, y si se permanece en el
mismo estado relacional hay que revisar dónde no se está creciendo a dúo,
porque lo estático no necesariamente nos muestra lo estable.
Cuando te sientes libre de
expresar lo que quieras sin temerle a la reacción del otro y sin utilizar un cúmulo de menudencias y palabras hirientes, estás en una
relación saludable, cuando te despojas de la duda porque sabes quién eres y
comprendes que justo alguien así fue lo que atrajiste a tu vida, eres entonces parte
de una relación saludable, cuando estás amando justo como deseas que te amen y
no negocias con nadie tu dignidad y tu valía, pues has entrado a los
placenteros campos del amor saludable.
Hay otra forma de amar más
dichosa, más deleitante, más segura, más amena, incluso más divertida, sin
frustración, sin sentirnos incompletos porque no hay alguien profundamente
incompleto que nos esté reflejando, las proyecciones de nuestra vida son ahora seres
parecidos a la relación que venimos trabajando con nosotros mismos. Así que si
usted quiere encontrar o convertir su relación actual en una relación
saludable, sólo debe comenzar por sanar esa propia relación que lleva con usted
mismo, lo cual le permitirá comprender que debe amar de otra
manera.
Amar a alguien todos los días y despertar a su lado todo un privilegio.
— Eliana Vasquez (@eliana_77ve) enero 30, 2015
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